El viernes 7 de mayo, el influyente diario árabe de Londres Al-Hayat publicó la asombrosa historia de Ijud Bnei Sajnin de Israel, en la primera página. La televisión libanesa ya ha dado espacio a Sajnin, un pueblo en el norte de Israel con una población de 27.000 habitantes, una tasa de desempleo del 17% y un equipo de fútbol que hizo historia. La estación de TV árabe Al-Jazeera planea transmitir la historia en vivo: la primera Final de la Copa Israelí con un equipo del sector árabe. Y éste es sólo el comienzo, dicen los habitantes del pueblo, que son totalmente adictos al juego.
Sea cual fuere la forma en que se lo mire, la historia de Ijud Bnei Sajnin es extraordinaria. Primero, alcanzó alturas sin precedentes como equipo sectorial. Segundo, Sajnin es el lugar en el que hicieron erupción los disturbios del Día de la Tierra en 1976, durante los cuales dos de los habitantes del pueblo resultaron muertos. Dos de sus habitantes murieron también en los disturbios de octubre del 2000, y en el pueblo se construyó la Plaza de los Mártires (Kikar Hashuadá) en su recuerdo, no lejos de la casa del jefe del equipo, Mazen Ghnaim, que es considerado un símbolo de la coexistencia en el ámbito del fútbol israelí.
Ya sea simbólicamente o por coincidencia, los partidarios árabes y judíos de Sajnin celebraron la entrada del equipo a la Primera División a fines de la temporada de fútbol del año pasado en esta misma plaza.
«El hecho de celebrar en Kikar Shuhada no tiene implicaciones políticas en lo que a nosotros respecta. Sajnin es mi segundo hogar, y no lo digo porque sí. Pregunte a cualquier jugador de fútbol judío cómo lo reciben en este pueblo», dice Danan, refutando todos los argumentos de un posible conflicto de intereses.
Danan dice que ya fue invitado a la casa de la mayoría de los partidarios del equipo. Es imposible rechazar una invitación. «Sirven un banquete, nos rodean de amor y no nos dejan ir. Les pertenecemos. Entonces… ¿por qué meternos en política?».
¿Los jugadores de Sajnin visitaron tu casa en Beit Shean?
Algunos lo hicieron y siempre demuestran interés. Cuando celebramos el Brit Milá (circuncisión) de mi hijo Hilai, todos preguntaron acerca de los detalles técnicos de la ceremonia, cómo y por qué».
Su compañero en la defensa, Tomer Eliahu, de 29 años de edad, que hace día a día el viaje de 4 horas desde Ramat Gan a Sajnin, no está dispuesto a revelar sus posiciones políticas. «No son relevantes, ni profesionalmente, ni a la luz del cariño con que somos recibidos aquí. He jugado en Hapoel Tel Aviv y Hapoel Rishon Letzion y en ninguna parte sentí la unidad entre los jugadores como aquí. Y el equipo está formado por judíos, musulmanes y cristianos. Tienen una loca ambición de éxito, una locura sublime».
Pero en un país que sufre continuamente de ataques terroristas, es difícil escapar de la realidad.
«Al comienzo no sabíamos exactamente cómo manejar el tema. Después de cada ataque, yo miraba sus rostros y veía lo incómodos que se sentían y cuánto les afectaba también a ellos. Hemos llegado a una etapa en la que la relación entre los miembros judíos y árabes del equipo es como la de hermanos».
Muchos de los vecinos judíos del pueblo también son fieles seguidores y no se pierden ninguno de los momentos históricos del equipo.
El jefe permaneció tranquilo
La historia de Sajnin es grande, y su grandeza surgió básicamente de la nada. No estamos hablando de una organización deportiva bien aceitada. Todavía en 1994 el equipo jugaba en la Liga Nacional, en otras palabras, ¡en la quinta división!
El jefe del equipo, Mazen Ghnaim, ya estaba involucrado con el equipo en esa etapa. Exactamente hace un año, en la rueda final de la Liga Nacional, Sajnin derrotó a Kiriat Gat y, contra todos los pronósticos, ascendió a Primera División.
Ghnaim recuerda que cuando los jugadores y los hinchas empezaron a celebrar los logros del equipo, él permaneció contenido y reflexivo. «Me preguntaban por qué no me unía a las celebraciones y mi respuesta era: ‘Estoy pensando hacia adelante, cómo crear y preparar el equipo para permanecer en la cumbre durante la próxima temporada y representar al club con honor. Muchos equipos que alcanzaron la Primera División en el pasado se quebraron. Si lo hacemos, debemos hacerlo bien’. Al día siguiente nos sentamos durante 24 horas a planificar una reorganización total para la temporada siguiente, que se adecuara a la Primera División».
El mayor problema del equipo fue que la cancha de fútbol de Sajnin no se adecuaba a los requisitos de Primera División. Todo equipo considera su estadio como su fortín. Sajnin, en cambio, se vio obligado a trasladarse y recibir a sus rivales en Haifa. No es un asunto simple para un equipo árabe. Un juego contra Ashdod programado para el estadio de Kiriat Eliezer fue suspendido por la policía algunas horas después del ataque asesino al restaurante «Maxim» en Haifa. Fue verdaderamente un sábado negro.
Es bastante malo que Sajnin no cuente con estadio propio, pero tampoco tiene una cancha propia de entrenamiento. Afortunadamente para el club, un habitante de Sajnin construyó una cancha de fútbol privada y la puso a disposición de su equipo favorito. Durante el lluvioso invierno las condiciones fueron tan malas que el equipo se encontró usando canchas diferentes cada semana.
El sueño de Ghnaim es ver la apertura del nuevo estadio de Sajnin El único problema es que se necesitan 10 millones de shekels para hacer realidad su sueño.
Mazen se ha dirigido a ministros e instituciones y no se cansó de rogar. Sólo una persona, Ariel Sharón, respondió al desafío. «Arik prometió 3 millones de shekels y envió un cheque. Le estamos muy agradecidos. No obstante, la construcción se suspendió en la etapa de drenaje debido al serio déficit financiero de la municipalidad y tampoco se prevén fondos de otras fuentes. Los planes son de un estadio con capacidad para 65.000 espectadores».
Representar a toda la región
«Es verdad», dice Mazen Ghnaim, «que nos enorgullece representar al sector. Pero estamos haciendo mucho más que eso. ¿Usted sabe cuántos partidarios judíos tenemos en la región? Todos en la zona de Seguev son seguidores nuestro y abrieron sus casas para nosotros. Nosotros representamos a Karmiel y Naharia. Somos el equipo de la región y la coexistencia no se refiere solamente a los jugadores. Nosotros somos el verdadero ejemplo de coexistencia».
El presidente Ghnaim dio su gran golpe al nombrar al entrenador del club. Eligió a Eyal Lachman, de 38 años, de Hod Hasharon; un filósofo del fútbol. «La coexistencia entre árabes y judíos no es obra mía. El singular carácter de los jugadores lo hizo», dice.
El mayor logro profesional de Lachman fue su selección de jugadores extranjeros. Dado que Sajnin produce una multitud de jugadores locales de costo relativamente bajo, pudo destinar una gran parte del presupuesto del club a la adquisición de jugadores extranjeros de refuerzo. Gavriel Lima de Brasil, que llegó el año pasado, se quedó con el equipo. Entonces agregó al polaco Dariusz Jaskewicz, que corre (y cambia de corte de pelo) constantemente, el excelente defensor de Camerún, Ernst Etchi, y Komoko Camara, goleador del equipo nacional de Guinea Ecuatorial.
Fue tal éxito en Sajnin que la estación de TV por cable local decidió trasmitir en vivo todos sus partidos en el equipo de Guinea. Él es el único musulmán de los jugadores importados, y a veces asiste a los servicios religiosos en la mezquita local. Sus colegas lo llaman «Abu-Mohamed».
Una estrella a nivel israelí, Lior Assoulin es uno de los jugadores más rápidos del país. Oriundo de Raanana y más bien consentido, decidió que sería una buena idea unirse a Lachman, y eligió a Sajnin por sobre el centro del país. Al principio alquiló un apartamento en Haifa, pero se sentía aislado, lejos de sus amigos. Ahora viaja a diario junto con Lachman, Tomer Eliahu y Sagy Strauss.
A Nidal Shalata, el defensor derecho de 29 años de edad y profesor de educación física en la escuela local de Sajnin, le preguntaron si los jugadores árabes se pararán firmes durante el himno nacional. Se sintió insultado. «Por supuesto que cantamos el ‘Hatikva’. ¿No somos israelíes? Le demostraremos a Europa lo que significa la genuina coexistencia en Israel».
Fte K.Hayesod