Alemania y la comunidad judía se unen en diferentes actos para recordar durante el día de hoy, la noche del 9 al 10 de noviembre de 1938, conocida como "Noche de los cristales rotos" o “Kristallnacht”.
Durante el trágico episodio, los militantes nazis asesinaron a cientos de ciudadanos alemanes de confesión judía y quemaron miles de comercios de su propiedad y sinagogas.
Los historiadores concuerdan en que en durante la jornada se inició oficialmente el programa de exterminio judío que acabó con la vida de millones de personas entre 1941 y 1945.
La noche del 9 al 10 de noviembre de 1938 fueron asesinados 400 ciudadanos alemanes de confesión judía y 30.000 acabaron en los campos de concentración de Dachau, Buchenwald y Sachsenhausen.
En la "Reichskristallnacht" o "Noche de los cristales rotos", por la alfombra de cristales que llenó las calles alemanas a causa de los destrozos, las milicias paramilitares nazis de las "Schutzstaffel" (SS) y las "Sturmabteilung" (SA) destruyeron también 8.000 comercios propiedad de judíos e innumerables sinagogas.
Los destrozos se extendieron por toda Alemania, la Austria anexada, y las áreas de los Sudetes de Checoslovaquia recientemente ocupadas por tropas alemanas.
El nombre se debe a los fragmentos de vidrios rotos que cubrían las calles alemanas después del pogrom.
Luego de la desatada violencia, el gobierno alemán anunció que la Kristallnacht era un acto espontáneo de sentimiento público en respuesta al asesinato de Ernst vom Rath, un oficial de la embajada alemana en Paris.
El oficial alemán había sido asesinado por un judío polaco de 17 años llamado Herschel Grynszpan, el 7 de noviembre de 1938. Unos días antes, las autoridades alemanas habían expulsado del Reich a miles de judíos de ciudadanía polaca que vivían en Alemania.
Finalmente Vom Rath murió el 9 de noviembre de 1938, su muerte coincidió por casualidad con el aniversario del golpe de 1923, ocurrido en una cervecería de Múnich.
Aprovechando la ocasión, el Partido nazi eligió usar el evento como pretexto para lanzar una noche de excesos antisemitas.
Según el ministro de Propaganda nazi Joseph Goebbels, el “Judaísmo Mundial” había conspirado a cometer el asesinato de vom Rath y anunció que si había las manifestaciones que estallaban espontáneamente, no serían obstaculizadas por los oficiales.
Las palabras de Goebbels parecen haber sido tomadas como una orden para desencadenar el pogrom y desatar la violencia.
A la una y veinte de la mañana el 10 de noviembre, el jefe de la Policía de Seguridad (Sicherheitspolizei), Reinhard Heydrich, envió un telegrama urgente a las oficinas centrales y estaciones locales de la Policía Estatal y a los líderes de las SA en con directivas respecto a los disturbios.
Miembros de muchos de los equipos llevaban ropa de civiles para apoyar la ficción que los disturbios eran expresiones de la “reacción del público indignado”.
Entre las instrucciones específicas: los alborotadores “espontáneos” no podían tomar medidas que pudieran dañar personas o propiedad alemana no judía; no podían someter a los extranjeros (aún los extranjeros judíos) a actos violentos; tenían que sacar los archivos de las sinagogas antes de destrozarlas y debían transferir esos archivos al Servicio de Seguridad (Sicherheitsdienst, o SD).
Las órdenes también indicaban que los oficiales de la policía debían arrestar la mayor cantidad de judíos que las cárceles locales pudieran alojar, preferiblemente hombres jóvenes y sanos.
El Kristallnacht marca la primera instancia en la cual el régimen nazi encarceló a judíos en una escala masiva basándose simplemente en su etnicidad y más de 30.000 fueron enviados a los campos de concentración de Dachau, Buchenwald y Sachsenhausen.
Otro de los efectos que produjo la Noche de los Cristales Rotos fue estimular la emigración de judíos de Alemania en los meses venideros.
Inmediatamente después del pogrom, muchos líderes alemanes criticaron las extensas pérdidas materiales exigiendo que las compañías de seguro alemanas deberían hacerse cargo del costo de los daños. Sin embargo, el gobierno alemán hizo una declaración inmediata de que “los judíos” mismos eran culpables del pogrom e impusieron a la comunidad judía-alemana una multa punitiva de mil millones de Reichsmark y se confiscaron las indemnizaciones de las compañías de seguro.
En las semanas siguientes, el gobierno alemán promulgó docenas de leyes y decretos destinados a privar a los judíos de su propiedad y sus medios de vida.
Los eventos de Kristallnacht simbolizaron uno de los más importantes inicios de la política antisemita nacionalsocialista.
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