280
Esta fue una pregunta recurrente entre los asistentes a los diversos “Lejaim” comunitarios que se efectuaron con motivo de los Iamim Noraim, y sus motivos también, directa o indirectamente, mencionados en los discursos o palabras en ellos pronunciados, pues en todos se planteó la necesidad de la unidad comunitaria.
Como es sabido, el resultado de la última elección de la AMIA generó una situación no sólo novedosa, sino también impensada por quienes rigieron los destinos de la institución durante más de 50 años que la Asamblea Electora – en dos oportunidades – , que no pudiera cumplir con su cometido: designar a los miembros de la Comisión Directiva y a los Revisores de Cuentas, entre ellos el presidente.
Al decir esto nos basamos en el hecho de que esta posibilidad no esté prevista en el estatuto vigente de la AMIA, confirmado por otra parte por la historia reciente de la AMIA, en la cual es la primera vez que ocurrió que la Asamblea Electora no pueda sesionar por falta de quórum, es decir que no firmaron el libro de asistencia un mínimo de 46 representantes de asociados, la mitad más uno de los integrantes de ese cuerpo.
Debido a esta situación, las autoridades que debían haber culminado su mandato a fines de mayo pasado, son las que continúan al frente de la AMIA, y fueron ellos los que decidieron convocar a los miembros de la Asamblea Electora a una nueva sesión, la tercera, para el 7 de noviembre próximo.
Los motivos de la falta de quórum pueden reducirse a uno sólo, que la segunda minoría – Acción Plural – decidió no continuar con la tradición de que la presidencia le corresponde a un dirigente de la primera minoría – Bloque Unido Religioso – en base a que junto con la tercera minoría (el Frente Comunitario) obtuvieron el 55, 56% de los votos, por lo que sostienen que la mayoría de los socios de la AMIA que concurrieron a votar demostró, por medio de su sufragio, que no desea que la institución sea presidida por un dirigente del Bloque Unido Religioso. Postura que, como es lógico, este último movimiento no acepta.
A un mes para el momento en que debería volver a sesionar la Asamblea Electoral, no se vislumbra que se pueda arribar a un acuerdo, por lo cual es incierto lo que ocurrirá: si en esta tercera oportunidad se designará a los miembros de la Comisión Directiva y los Revisores de Cuentas, o si nuevamente no podrá sesionar por falta de quórum.
Lo que se observa, al igual que lo ocurrido en julio último, es la existencia de dos sectores muy bien diferenciados: uno conformado por el Bloque Unido Religioso, representantes de Amia es de Todos – que habían integrado el Frente Comunitario – y dos de los tres representantes de Iajad, la cuarta y última, minoría; y el otro por Acción Plural y los representantes del Frente Comunitario que no apoyarían a la elección de un presidente de la AMIA que sea miembro del BUR: Avodá y representantes de las instituciones sociodeportivas.
En base a la cantidad de representantes de asociados que cada uno de los dos sectores afirma poseer existiría una virtual paridad en donde uno podría superar al otro por el voto de un representante, y también producirse un empate.
Si bien es imposible prever lo que ocurrirá, se puede inferir que si la diferencia es mínima, el sector que podría resultar perdidoso no dará quórum, obligando al otro a que logre que por lo menos 46 representantes de asociados firmen el libro de asistencia.
Si el quórum no se logra y por lo tanto no se designan las nuevas autoridades de la AMIA, quienes actualmente la conducen deberán decidir que hacer.
Desde el fracaso de la primera convocatoria de la Asamblea Electora hubo dirigentes que consideraron que lo conveniente era llamar a nuevas elecciones, postura que se acrecentó luego de que ocurriera lo mismo en la segunda convocatoria. Esto significa declarar disuelta la Asamblea Electora, en base a que no cumplió con su cometido, algo que el estatuto vigente no tiene previsto, como tampoco cual es el camino que se debe tomar ante una situación como la que se está produciendo.
Lic. Eduardo Chernizky