La campaña de Internet lanzada para juntar fondos para ayudar a sanar a Ariel de tres años y 140 kilos. Los veterinarios de la Universidad Hebrea fueron contactados por su experiencia con animales grandes.
Acostado sobre un colchón en el medio de un comedor de una casa de casa alta, Ariel el león se durmió rápidamente el miércoles pasado mientras cuatro personas lo limpiaban gentilmente y masajeaban su cuerpo.
El animal de tres años y 140 kilos es el foco de una campaña de Internet para juntar el dinero necesitado para tratar una parálisis que lo golpeó hace un año, que le evita usar sus cuatro patas.
La veterinaria Livia Pereira y la dueña de Ariel, Raquel Borges, dijeron que los $11.500 necesitados por mes para pagar el tratamiento de Ariel vienen de donaciones de cerca 35.000 personas que han hecho click en el botón “Me gusta” de la página de Facebook de Ariel.
Pereira, que está cuidando a Ariel en su casa, dijo que por razones desconocidas, las células blancas del león están atacando sus células sanas debido a una enfermedad degenerativa que afecta su médula, una porción de su tronco cerebral involucrado con sus funciones motoras.
Los síntomas de Ariel son similares a aquellos de la esclerosis múltiple, Parkinson y síndrome Guillain-Barre, un desorden autoinmune que puede causar parálisis, dijo Pereira.
Un grupo de veterinarios neurólogos israelíes le han tomado pruebas al león recientemente que las mujeres esperan que digan qué enfermedad degenerativa tiene. Los resultados estarán para fines de mes.
Pereira dijo que los veterinarios israelíes de la Universidad Hebrea de Jerusalem fueron contactados por su experiencia con animales grandes como leones. Dijo que su viaje a Brasil fue pagado por Graziela Barrette, una modelo brasilera que vive en la ciudad de Nueva York.
Borges dijo que Ariel nació en cautiverio y que ella y su esposo administran la ciudad sureste de Maringa, donde se ocupan de animales enfermos o abandonados.
El año pasado, luego de pasarse horas saltando y persiguiendo globos, Ariel comenzó a renguear. “Pude darme cuenta de que estaba sufriendo”, dijo Borges.
Días después no podía mover sus dos patas traseras y luego de una cirugía para sacarle una hernia de disco no pudo mover las delanteras.