Ramala, 25 mar (EFE).- Unos 60 políticos e intelectuales del movimiento oficialista Al Fatah y de otras formaciones han exhortado a los dirigentes del Movimiento de la Resistencia Islámica (Hamás) a abstenerse de vengar el asesinato de su líder, Ahmed Yasín, por Israel.
En una declaración solicitada que publica hoy jueves el diario Al Ayam, identificado con la Autoridad Nacional Palestina (ANP), los firmantes, entre ellos la diputada Hanan Ashraui, formulan esa petición pues una venganza, como la que promete el brazo armado de Hamás, los Batallones de Azedín al Kasam, generará una reacción violenta del Ejército israelí contra la población palestina.
Tras el asesinato de Yasín el lunes pasado en un ataque de un helicóptero de la Fuerza Aérea, cuando salía de orar en una mezquita, todos los organismos de seguridad en Israel se hallan en alerta roja.
Los firmantes aconsejan a Hamás -el principal opositor del Gobierno del presidente Yaser Arafat y de su primer ministro Ahmed Qurea (Abú Alá)- poner fin a la violencia y combatir por medios políticos por la independencia del pueblo palestino.
Los ataques de la resistencia contra la ocupación israelí en Cisjordania y Gaza no sólo atraen la represión militar sino que también atentan contra los «intereses nacionales palestinos», añaden.
El levantamiento o «Intifada de la mezquita de Al Aksa», que dura casi tres años y medio, no ha obtenido ningún éxito político para el pueblo palestino, indican, por lo que sugieren que es necesario deponer las armas y emprender una «Intifada inteligente».
Entre los firmantes se encuentra el diputado Abas Zaki, un destacado dirigente de Al Fatah, movimiento que preside Arafat.
La petición de los legisladores e intelectuales coincidió hoy con duras críticas en medios palestinos por el episodio protagonizado el miércoles por un menor que se prestó a inmolarse en una barrera israelí de control militar en Naplusa.
Fuentes de Hamás y un portavoz de la ANP criticaron duramente el frustrado ataque suicida que se proponía perpetrar un muchacho, Husam Abdo, de 14 años, aparentemente en una misión de las Brigadas de los Mártires de la mezquita de Al Aksa, afiliada a Al Fatah.
El muchacho fue descubierto con una carga explosiva de ocho kilos de dinamita atada a su torso en la barrera de control militar de Hauara, en uno de los accesos a la ciudad cisjordana de Naplusa.
Husam declaró a la prensa que «nadie me quiere» y que era objeto de bromas porque deseaba mantener relaciones con chicas sin saber cómo lograrlo.
Quienes los mandaron a esa barrera militar prometieron que decenas de vírgenes le aguardarían en el paraíso si se inmolaba, y que le darían cien «shekels» (unos 20 dólares) a su madre enferma.
«No mandamos jamás a un niño al martirologio», dijo un portavoz de Hamás, cuyos dirigentes amenazan con «una guerra abierta» y «un volcán de lava hirviente» a Israel por el asesinato de Yasín.
También casi todos los editoriales de la prensa palestina condenan a los que mandaron a Husam al suicidio.
La semana pasada, en esa misma barrera militar de Hauara, una agente de la policía de fronteras descubrió a otro niño, este de 8 años, Abdalá Qurán, al que un desconocido le encomendó atravesar ese paso y entregar un paquete que le entregó a una anciana.
El niño, que se gana la vida pasando paquetes y encargos por ese cruce, conocido como «barrera de la misericordia» por la aparente amabilidad de los soldados israelíes, no sabía que llevaba explosivos en su interior, y que su «cliente» activaría mediante un teléfono celular cuando pasara delante de los militares.
Por el transporte de paquetes por ese paso, Abdalá, que lo cruza arrastrando un pequeño carro, cobra el equivalente de entre uno y medio y cinco dólares, según el tamaño y el peso. EFE