Desde las ventanillas, los presos silban y hacen con los dedos el signo de la victoria a los que les aguardan, mientras supervisan la operación miembros de la Cruz Roja Internacional.
Cinco autobuses palestinos están preparados para recoger a los liberados. Cuatro de los vehículos se dirigirán a la vecina a Hebrón y el quinto al distrito de Belén, desde donde distribuirán a los ex reclusos hasta Ramala.
Se trata de un grupo de 145 prisioneros, de los 400 palestinos que van a ser liberados, la mayoría de ellos acusados de delitos menores o bajo detención administrativa» (sin cargos y juicio), y que durante la jornada de hoy serán trasladados en autobuses militares a cinco controles de Gaza y Cisjordania.
Los otros puntos de liberación son Jenín, Naplusa, Ramala y Gaza.
En Tarkumiya, familiares y amigos de los presos portan banderas amarillas del grupo chií Hizbulá, verdes del Movimiento de Resistencia Islámica (HAMAS), y una bandera iraquí, además de la enseña palestina.
Un retrato y fotocopias de fotos del líder de Hizbulá, Hasan Nasralá, sobresalen del grupo, mientras un grupo de niños repiten consignas como «Que vuele Tel Aviv».
La gente que aguarda no esconde su temor por la posibilidad de que el atentado perpetrado hoy en Jerusalén y que ha causado diez muertos, cancele la liberación de prisioneros, uno de los cuales, Sharif Misk, natural de Hebrón, ha cumplido una condena de once años y le quedaban un par de meses para salir a la calle.
Otro de los esperados por su padre e hijo es Yusuf Abdalá Bashir, de 46 años, de HAMAS, con nueve años en la prisión de la que iba a salir el próximo mes de junio.
Abu Abdel Hamid Abu Yarur, de 36 años, espera a su hermano de Adnán Abu Yarur, de 22, arrestado hace un año por pertenecer al Comité Estudiantil de la Universidad de Hebrón y a quien le restaba un año de condena.
Para Abu Abdel, «este acuerdo al que ha llegado Hizbulá y el ataque de hoy en Jerusalén demuestran que la lucha es el único camino para conseguir nuestros derechos y no mediante negociaciones pacíficas».
Ismail Muraghtan, de 27 años, de la aldea de Tarkumiye, cumplió cinco años de condena y le faltaba uno. Su primo Baja Muraghtan, de 17 años, estudiante de Escuela Politécnica de Hebrón asevera que «cualquier tipo de prisionero que sea liberado será bienvenido».
Para Bajá, el ataque de hoy en Jerusalén «es una respuesta al ataque de ayer en Gaza y a la construcción del muro».
«El muro nos hace sentir como animales y a todos nos hace pensar en llevar a cabo ataques como el de hoy», opina.
La Autoridad Nacional Palestina (ANP) ha criticado duramente el canje de prisioneros y cadáveres alcanzado entre Israel y Hizbulá y culpa al grupo chií de no haber negociado la selección de los 400 prisioneros palestinos.
Mientras tanto, las autoridades israelíes han comenzado a cerrar la ciudad de Hebrón por la sospecha de que el suicida palestino proviene de esa ciudad cisjordana.
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