En aquella ocasión, 13 miembros de esa comunidad murieron a manos de la Policía israelí cuando salieron a manifestarse a favor de sus hermanos palestinos de Cisjordania y Gaza, que por aquel entonces se levantaban nuevamente contra la ocupación militar de Israel.
Los comúnmente llamados «árabes-israelíes» son los palestinos que quedaron dentro del territorio del Estado de Israel cuando éste país declaró su independencia en 1948, tras lo cual estalló la Primera Guerra Arabe-Israelí.
Los catorce sospechosos pertenecen a la llamada «Facción Norte» del Movimiento Islámico, una organización que los servicios secretos israelíes tienen bajo su lupa desde años por supuestos vínculos con movimientos afines en Cisjordania, Gaza y países vecinos, y que están registrados en Israel y algunos países occidentales como «grupos terroristas».
A diferencia del resto de la comunidad árabe o incluso de la «Facción Sur» del mismo Movimiento, la Norte, encabezada por Raed Salaj, uno de los arrestados, ni siquiera reconoce la existencia de Israel como Estado y es acusada de servir de intermediario y prestar ayuda financiera al Movimiento de la Resistencia Islámica (HAMAS), que ha reivindicado la mayor parte de los atentados suicidas en Israel.
Lo que más ha irritado a la población árabe es que, ante el juez, la Policía ha reconocido que no tiene pruebas de que ese dinero fuera usado para atentados, sino en actividades sociales. «Por el momento no puedo decir que tengamos pruebas sobre que los detenidos hayan comprado armas para atentados», dijo en rueda de prensa Miri Golán, jefa de la Brigada Antifraude de la Policía y una de las principales protagonistas de la investigación, en la que han participado desde los servicios secretos Mosad y Shin Bet, hasta las autoridades fiscales, pasando por distintos cuerpos policiales.
Salah, que ya había sido detenido en varias ocasiones y que tenía prohibido salir de Israel, fue arrestado cuando se hallaba junto a su padre en un hospital, que falleció horas después.
El poder judicial autorizó a Salah a salir sin custodia durante unas horas para que participara en los multitudinarios funerales que, aunque transcurrieron sin incidentes, ya son vistos como la primera manifestación de protesta.
Paradójicamente, el fallecido era jubilado de la Policía israelí, y dos de los hermanos del líder islámico son actualmente agentes de ese cuerpo.
Pero para Golán, el que la ayuda no haya ido a parar directamente a atentados no es motivo de alarma, porque, sostiene, «han apoyado a familias de suicidas y de activistas palestinos encarcelados en Israel por ofensas contra la seguridad (vinculadas con el terrorismo)».
Según Golán, esas ayudas fomentan el terrorismo al saber el suicida que su familia recibirá ayuda «humanitaria», según la define el Movimiento Islámico.
Pero más allá de las vínculos entre el Movimiento Islámico y el HAMAS, la ola de arrestos ha destapado una olla a presión en momentos críticos para la región y muchos son los que temen que este hecho profundice un cisma que se retroalimenta de años de marginación y pobreza, en los que los sucesivos gobiernos israelíes han tratado a esa comunidad como ciudadanos de segunda y les han negado un reparto equitativo de los recursos nacionales.
Ante el temor de un nuevo brote de violencia, la Policía y el ministro de Seguridad Interior, Tzaji Hanegbi, han asegurado que «se trata de un pequeño grupo que no debe empañar el buen nombre del resto de los activistas del Movimiento Islámico».
Pero los radicales de la «Facción Norte» ya han convocado para el sábado una protesta en la ciudad de Umm El-Fahem, donde vivía Salah.
En un anuncio sn el diario Haáretz, las organizaciones de derechos humanos Musawa, Hija de la Paz y Adala, advierten hoy a los lectores de que «ayer fue en Umm El-Fahem, próximamente en tu propia casa».
Con cabezal negro y rasgado para reflejar el cisma de la sociedad israelí, el anuncio pregunta: «¿Cuál es el futuro de una democracia que arresta a líderes de movimientos políticos en hospitales, que invita a la prensa a ser espectador de sus redadas, que manda a 1.000 agentes a arrestar a 14 de sus ciudadanos y que practica arrestos como un régimen militar?». EFE el/ll