La comunidad judía de Aruba, con 150 familias, conformó una organización unida y estrecha que combina las tradiciones Ashkenazim y Sefarditas, respetando su cultura común y apreciando las diferencias.
Por esta razón, hay una sola sinagoga llamada “Beith Israel” que sigue una corriente conservadora igualitaria.
Uno de los mayores problemas con los que cuenta la comunidad hoy es que no hay niños judíos porque los que hay viajan a estudiar al exterior. “A menos que pongamos a los ancianos a reproducirse, no se me ocurre otra cosa que podamos hacer”, ironizó el rabino de la comunidad, Mario Gurevich, en un dialogo con la Agencia Judía de Noticias (AJN).
Debido a que la mayoría de los integrantes de congregación son adultos, el Rabino Gurevich orientó la educación judía hacia las personas mayores en temas como historia y cultura del pueblo judío.
Uno de los innovadores servicios que ofrece la comunidad es para miembros de ultramar y turistas que desean realizar ceremonias de casamientos judíos y bar- mitzva en la playa al atardecer.
“Eso significa un gran recurso para nosotros”, contó Gurevich y especificó que la preparación previa de los bnei mitzva es en sus lugares de origen pero que la comunidad los monitorea y se pone de acuerdo con los maestros sobre cuáles son los contenidos que los jóvenes deben aprender.
A su vez, la comunidad de Aruba cuenta con dos cementerios judíos, de los cuales uno es histórico y es la única evidencia física de la presencia judía en Aruba en siglos pasados.
En relación a su manutención, la comunidad no recibe fondos de ayuda social. “Lo único que hacemos es sobrevivir como comunidad. Realmente las personas que viven no representan problemas sociales”, explicó Gurevich.
“Todos son bienvenidos y a todos los recibimos con los brazos abiertos”, culminó el rabino.
CY- SJS
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