Tras su presencia en la Asamblea General de las Naciones Unidas, Benedicto XVI visitó la sinagoga de East Park, en un gesto de deferencia ante la numerosa comunidad judía de Nueva York, a la que alentó a construir "puentes de amistad" con el resto de religiones.
La visita a la sinagoga neoyorquina no estaba prevista en un primer momento en el programa del viaje del Papa a Estados Unidos y fue incluida a última hora por el Vaticano como un "gesto de amistad" hacia los judíos, que hoy comienzan la Pesaj (Pascua).
El rabino jefe de la sinagoga, Arthur Schneier, de 78 años, de origen austríaco y que sobrevivió al Holocausto, expresó en su discurso de bienvenida al Papa que "el sol brilla en este día, en el que los hermanos están juntos con placer". Schneier, que se mostró muy cariñoso con el máximo jerarca del Catolicismo, destacó que los judíos persiguen "un deseo sincero de reconciliación".
Las palabras del rabino rebajan las tensiones surgidas después de que instituciones judías denunciaran que el Vaticano les quería despreciar y discriminar con la reinstauración y nueva formulación de la oración en latín del Viernes Santo.
Benedicto XVI cambió en esta oración la frase en la que se pedía por la "conversión del pueblo judío", que tantas críticas había ya originado, por un que "ilumine sus corazones para que reconozcan a Jesucristo salvador de todos los hombres", pero tampoco esto aplacó las críticas.
Shalom
El pontífice, que fue recibido con cánticos, comenzó su discurso exclamando "Shalom", el saludo judío para desear paz. "He venido aquí con gran alegría, pocas horas antes del comienzo de la celebración de vuestras Pesaj para expresar mi respeto y afecto a la comunidad judía de Nueva York", afirmó.
Joseph Ratzinger dijo sentirse "conmovido" al recordar que "Jesús, siendo joven, escuchó las palabras de la Escritura y rezó en una lugar como este".
Benedicto XVI alentó entonces a la comunidad judía de Nueva York, que cuenta con más de un millón de integrantes, a "seguir construyendo puentes de amistad con los diversas grupos étnicos y religiosos" que viven en la ciudad.
Ratzinger cerró su jornada con un discurso a representantes de cerca de diez confesiones cristianas diferentes en la parroquia de San José, en el centro de Nueva York.
En este acto intercambió algunas palabras con Elder Bernice King, hija del líder de los derechos civiles afroamericanos Martin Luther King, asesinado hace 40 años.
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