Los informes iniciales del ataque contra los colonos indicaron que éstos se dirigían a la Tumba de los Patriarcas, lugar bíblico tradicional de entierro de los santos patriarcas judíos y musulmanes.
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«Esta es la masacre del sabbat», dijo Johnny Peled, vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores israelí, acerca de la emboscada. El derramamiento de sangre, agregó, ocurrió en momentos en que «se están haciendo esfuerzos por poner fin a la violencia».
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El funcionario aludía aparentemente a un plan presentado por los Estados Unidos, la Unión Europea, Rusia y las Naciones Unidas, que no ha podido relanzar un proceso de paz.
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Horas antes de la emboscada, soldados israelíes mataron a un palestino que, escondido entre una multitud, les arrojaba piedras en la ciudad cisjordana de Nablus, dijeron testigos. El ejército señaló que los soldados abrieron fuego después de que un palestino les lanzó un artefacto explosivo.
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Las fuerzas israelíes desataron una gran operación en Nablus en busca de militantes palestinos el miércoles último, al día siguiente de que un hombre mató a cinco personas en un kibbutz, incluidos una mujer y sus dos hijos pequeños.
Fte La Nacion
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