Aguinis habló en la comida mensual de la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA),en la Asociación de Criadores de Pur Sang, donde lo presentó el presidente de la entidad, Gustavo Vittori. El orador instó a los periodistas, como parte de la elite argentina, a «defender las instituciones, las leyes, la transparencia y la ética», y a combatir «la corrosión institucional».
Dijo que «estamos infectados por la palabra derechos sin que esté asociada a la palabra deberes», que conlleva el derecho del otro a ser respetado. Opinó que hay una confusión entre protesta y delito; protestar es un derecho constitucional y está bien, dijo. Puede hacerse en la vereda, en la mitad de una calle -agregó-, pero no puede violar el derecho a transitar de los demás.
«El avance de la anomia -apuntó- ha llevado al escándalo de que chicos de primer año pretendan elegir las autoridades de su colegio.» Atribuyó esto a una política de bajo vuelo, porque «se llama represión a cualquier cosa».
Límites y psicoanálisis
Aguinis, que es psicoanalista, afirmó que «la Argentina le hace mala propaganda al psicoanálisis, porque tiene tantos psicoanalizados y no anda bien». Comentó que él había atendido a hijos de padre y madre psicoanalistas y que había advertido una desestructuración en su personalidad, porque los padres nunca les habían puesto límites, que ellos necesitaban.
«Aquí se ha incorporado el concepto de que poner límites es reprimir», dijo. Estimó que esto ha entrado profundamente en la sociedad argentina, que ha ido muchos años por una mala senda.
Consideró que el nuevo presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, ha mostrado un «coraje antológico, porque se atrevió a bajar el tótem de mayo de 1968: prohibido prohibir «. Se remontó a los Diez Mandamientos y señaló que «hay cosas que no se hacen»: no se puede matar, mentir, robar.
En tanto, dijo, nuestro país está lleno de «crímenes perfectos», que serían un desafío para gente del talento de Sherlock Holmes. Y ejemplificó: nadie se siente obligado a explicar por dónde pasó el dinero de Santa Cruz ni qué interés dio. Recordó que el artículo 29 de la Constitución califica de infames traidores a la patria a quienes otorguen poderes extraordinarios al Poder Ejecutivo y dijo que eso se había hecho el año pasado. Cuestionó los cambios en el Consejo de la Magistratura, que «ahora maneja el Poder Ejecutivo».
Dijo que la Argentina tiene cerebros, pero la gente capaz se hace a un lado, «tiene miedo de ser incinerada».
Pero destacó los encantos de este «país de excepción». Precisó que «no hay catástrofes naturales casi de ningún tipo; no hay tsunamis, no tenemos huracanes ni tifones, no tenemos inundaciones ni terremotos. El clima de este país es único; estamos lejos del nudo de los conflictos mundiales, estamos libres de ataques atómicos, la población argentina, a pesar de todo, no ha sufrido hambrunas ni epidemias, y no tiene conflictos étnicos ni religiosos».
«Sin embargo, hay un enorme capital argentino que ayuda en los países desarrollados y que no viene acá porque no hay seguridad jurídica, porque tiene más confianza en dejar el dinero afuera. Ni siquiera lo trae el Presidente -añadió-. Con que sólo volvieran los capitales argentinos el país se llenaría de fábricas y rutas, porque sobra el dinero, pero está afuera y no vuelve.»
La Nacion