El gobierno de Israel culpó a la Autoridad Nacional Palestina, liderada por Yasser Arafat, aunque el grupo extremista Jihad Islámica se atribuyó la responsabilidad del hecho.
Arafat, por su parte, condenó el atentado y recordó que su administración rechaza el ataque a civiles.
«El liderazgo palestino se opone a los ataques contra civiles palestinos e israelíes. Rechazamos tales atentados», dijo Arafat.
La muerte viaja a Pardes Hanna
La explosión, donde también resultaron heridas unas 40 personas, se produjo en el pueblo de Pardes Hanna.
Este es uno de los peores atentados de los últimos meses y el gobierno de Israel considera se reacción.
Tan solo unas horas luego del atentado, el primer ministro Ariel Sharon se reunió con asesores de seguridad.
Toque de queda «flexible»
Un portavoz del ejército de Israel vinculó los ataques a la flexibilidad del toque de queda en algunos pueblos de Cisjordania.
Las fuerzas de seguridad indicaron que un automóvil todo terreno se colocó junto al autobús justo antes de la detonación.
Arafat condenó el ataque.
El último atentado contra un autobús se registró el pasado 19 de septiembre en Tel Aviv, donde murieron seis civiles.
Pasajeros de otro vehículo en Tel Aviv impidieron un estallido el 10 de octubre.
En Estados Unidos, la Casa Blanca condenó el ataque en boca del portavoz Ari Fleischer, quien recordó que el gobierno de George W. Bush sigue comprometido con la búsqueda de paz en la región