El ministro israelí sin cartera Eitan Kabel presentó hoy su dimisión, lo que supone la primera baja en el Gobierno del primer ministro de Israel, Ehud Olmert, después de la publicación del informe sobre la guerra del Líbano.
«No puedo permanecer en un gobierno encabezado por Olmert. Olmert es responsable y debe dimitir», dijo Kabel, también secretario general del Partido Laborista, en una rueda de prensa en Tel Aviv al presentar su dimisión.
Con 19 diputados, el Partido Laborista es el principal socio en la coalición parlamentaria encabezada por el partido Kadima, y la renuncia de su secretario general puede alentar a otros a seguir sus pasos.
Olmert, y su ministro de Defensa, Amir Peretz, afrontan una inmensa presión de la opinión pública para que presenten su dimisión, tras el devastador informe de la comisión que investigó la última guerra del Líbano.
Los medios de prensa también preludian hoy la batalla con titulares como «Una pistola en la sien» o «Camino de la calle», a la vez que la mayoría de los columnistas exigen la inmediata dimisión de ambos.
«Echad a Ehud Olmert y Amir Peretz, y salvad a Israel, este es el grito de batalla ahora, esta es la misión urgente de todo ciudadano», escribe el ex ministro Yosi Sarid, en su columna en el diario Haaretz.
«El informe no debe preocuparnos, debe asustarnos, debe conmocionarnos… es un milagro que este país todavía exista», opina la periodista Sima Kadmón en el diario Yediot Aharonot.
El veterano Dan Margalit sostiene en el Maariv que «Olmert y Peretz han perdido la confianza de la población.. y no pueden permanecer junto al timón».
La Comisión Winograd presentó el domingo un informe parcial sobre el fracaso en la guerra que Israel libró contra la milicia libanesa Hizbulá entre el 12 de julio y el 14 de agosto de 2006, con la conclusión de que Olmert, Peretz y el ex jefe del Ejército, Dan Halutz, son los principales responsables.
El informe destaca que la decisión de ir a la guerra tras la captura de dos soldados por la milicia chií se tomó de forma «precipitada» y «desorganizada», sin «estudiar las alternativas ni las posibles consecuencias».
A pesar de las graves acusaciones, el primer ministro y el ministro de Defensa aseguraron que no dimitirán, y que su objetivo es aplicar las recomendaciones de la comisión y corregir los errores cometidos.
Pero el líder del partido Tafnit (Giro), Uzi Dayán, ex subjefe del Estado Mayor y ex consejero de Seguridad Nacional, considera que «no pueden corregir los errores quienes los han cometido».
Dayán ha convocado para el jueves una manifestación en Tel Aviv para pedir la dimisión del Gobierno israelí que, según los analistas, servirá de barómetro de la opinión pública.
Los expertos indican que es imposible saber cuál será la respuesta a la convocatoria, porque los partidos de izquierda se debaten entre la exigencia de que los dos gobernantes dimitan por sus errores y el pragmatismo político.
La ley israelí contempla dos posibilidades para el caso de dimisión del jefe del gobierno: la formación de un nuevo Ejecutivo sin convocar elecciones -bien encabezado por otro dirigente del mayoritario (Kadima) o bien por alguien de la oposición-, o acudir de nuevo a las urnas, tan sólo catorce meses después de las últimas elecciones generales.
Según un sondeo del Canal 2 de la televisión israelí, el 26 por ciento de los israelíes ve al líder del Likud, el ultranacionalista Benjamín Netanyahu, como el candidato más propicio para sustituir a Olmert.
Le sigue, con sólo un 9 por ciento, la ministra de Asuntos Exteriores, Tzipi Livni, de Kadima.
El estudio refleja un demanda masiva por parte de la opinión pública para que Olmert dimita (65 por ciento) y mayor aún en el caso de Peretz (75 por ciento). Hay asimismo un apoyo mayoritario (53 por ciento) al adelanto de las elecciones.
Asesores del primer ministro citados hoy por la prensa local destacan que Olmert es consciente de su situación y reconocen que le será muy difícil permanecer en el cargo.
No así para el veterano político Simón Peres, tercero en la jerarquía de gobierno y quien cree que no debe dimitir porque «en la democracia gobierna quien tiene la mayoría», y Kadima tiene aún «una sólida mayoría en el Parlamento» con el apoyo de 78 de los 120 diputados.
La pregunta que se hacen hoy los analistas es cuánto durará la coalición de gobierno mientras el Informe Winograd alienta a las divisiones en el seno del Ejecutivo.
El diputado Avishai Braverman, correligionario del dimitido Kabel pidió un cambio de líderes para que el gobierno no pierda la poca credibilidad que le queda.
«El liderazgo responsable del fracaso debe irse y si no lo hace se enfrenta (el gobierno) a perder toda la confianza del pueblo», manifestó.
Incluso destacados líderes de Kadima advierten que «es cuestión de días hasta que alguien en el partido llame abiertamente a Olmert a dimitir». Fuente: EFE
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