Por Oliver Galak.- En la misma semana en la que el Gobierno volvió a enfrentarse con la máxima autoridad de la Iglesia local, el cardenal Jorge Bergoglio, un nuevo conflicto cruzó la frontera que separa política y religión. . El rabino Sergio Bergman, cercano a Bergoglio e integrante de la Coalición Cívica de Elisa Carrió, denunció que funcionarios de la Secretaría de Culto presionaron a los organizadores de una jornada de conmemoración interreligiosa del Natalicio del Profeta Mahoma -que se celebró ayer- para evitar que él fuera uno de los oradores. Y señaló que ya hubo antecedentes de esta actitud, en especial a partir de que empezó a expresar opiniones contrarias al Gobierno. . Tanto el secretario de Culto, Guillermo Oliveri, como el subsecretario Alejandro Grossman desmintieron tajantemente, en diálogo con LA NACION, haber condicionado el auspicio de esa oficina (una declaración de interés general) a que la Fundación de la Amistad Argentino-Turca eliminara a Bergman de su lista de oradores, como ocurrió en años anteriores. De hecho, Bergman finalmente asistió al acto en la Facultad de Derecho de la UBA (aunque en calidad de invitado) y dio «por superado» el entredicho. . Sin embargo, el rabino -que pronunció un duro discurso en la última marcha de Juan Carlos Blumberg- dijo a LA NACION que ratifica lo esencial de su denuncia: los organizadores lo habían invitado como orador y luego lo llamaron para anular la invitación porque «alguien» de la Secretaría de Culto había expresado objeciones a su presencia. . Una importante autoridad de la fundación, que pidió reserva de su nombre, negó esas presiones, aunque admitió que efectuaron el cambio de programa «para que la celebración no se transformara en una escena política». El lugar de Bergman lo ocupó el rabino Arieh Stockman. . «Es una evidencia más del tipo de cultura política que estamos viviendo -dijo Bergman-. Es una reproducción en microescala de la confrontación con el cardenal Bergoglio.» . El rabino habló de un intento de «censurarlo» y recordó otro caso similar que ocurrió con la Confraternidad Judeocristiana, de la que también participa. . «Se le pidió a la Secretaría de Culto un auspicio para desarrollar un seminario sobre la vida de Jesús como judío. La Secretaría le hizo saber a la Confraternidad que ellos recomendaban que no fuera yo el protagonista de ese evento. La Confraternidad respondió que prefería no tener el auspicio y el seminario se va a hacer igual en junio», relató. . Oliveri dijo que ni él ni Grossman habían realizado esas gestiones. «Y nadie más puede hablar en nombre de la Secretaría, que ha demostrado que apuesta al diálogo permanente», agregó. . Ayer por la mañana, Grossman llamó a Bergman para desmentir que la Secretaría de Culto, que depende de la Cancillería, intentara censurarlo. Y le ofreció ir juntos al acto por Mahoma. Luego, el rabino volvió a ser invitado por la fundación para ser uno de los oradores. «Eso es una evidencia de que las presiones existieron. Se me ofreció hablar cuando se enteraron de que voy con Grossman, y eso fue un signo de que ya no estoy vetado», interpretó Bergman. .LA NACION
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