Karmon se refirió hoy a América Latina en una rueda de prensa en el Congreso estadounidense como ‘un punto vulnerable’ en el que no existe ‘suficiente supervisión’ de posibles actividades terroristas.
El ex asesor del Gobierno israelí recordó los atentados contra la embajada de Israel en Buenos Aires en 1992 y contra la mutua judía AMIA dos años después en los que estuvo involucrado el grupo chií pro iraní Hizbulá, acusado de terrorismo por EEUU y la Unión Europea.
La organización, según Karmon, no actúa en solitario sino con el respaldo de países como Irán.
En la actualidad el grupo cuenta con partidarios en la región fronteriza entre Paraguay, Argentina y Brasil, dijo Karmon, donde existen comunidades chiíes libanesas.
‘La organización de los atentados en Buenos Aires comenzó en esa zona’, destacó el analista, quien señaló que también hay grupos pro Hizbulá en Venezuela, Colombia y Chile.
Esos grupos contribuyen a lo que Karmon definió como ‘primer nivel de apoyo’ a organizaciones terroristas y que consiste en la financiación de las mismas.
Esos fondos proceden en ocasiones de actividades ilícitas como el narcotráfico o el contrabando que abunda, dijo Karmon, en la triple frontera entre Paraguay, Argentina y Brasil.
Karmon hizo alusión también a una creciente actividad proselitista islámica en la región, sobre todo en países como México, que, según explicó, protagonizan grupos próximos a Al Qaeda.
Hizo hincapié asimismo en los crecientes vínculos de Irán con Venezuela, y señaló que se han estrechado ante el interés de Teherán por buscar aliados en la región para contrarrestar una imposición de sanciones al Gobierno de Mahmud Ahmadineyad por la comunidad internacional.
En su opinión, el objetivo final de la creciente presencia de radicales islámicos en la zona es el infiltrarse en territorio estadounidense a través de la frontera entre EEUU y México.
Por su parte, Dina Siegel, directora de Asuntos Latinoamericanos del Comité Judío Estadounidense (AJC, por sus siglas en inglés), mencionó que ‘Irán representa un claro peligro’, y afirmó que ‘no hay que esperar a que ocurra algún atentado para actuar’.
En su opinión, la solución pasaría por que Naciones Unidas ejerza una mayor presión para aislar al régimen de Teherán.
‘En teoría, (el gobierno de Irán) debería de ser un paria’, apuntó.
Larry Birns, director del Council on Hemispheric Affairs, centro de estudios con sede en Washington, declaró a Efe que ‘no hay duda de que ha habido canalización de fondos desde la región hacia grupos que EEUU define como terroristas’.
Sin embargo, Birns, aunque admitió que existe cierta actividad fundamentalista islámica, negó que la tendencia sea alarmante.
Oscar Ahumada, capitán de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos y experto en Latinoamérica, dijo que es un fenómeno al que es necesario seguir la pista, aunque precisó que por el momento no existen pruebas de que suponga una amenaza inminente.
Mark Weisbrot, analista del Center of Policy Research, un instituto de Washington, afirmó que ‘no hay pruebas de que estos grupos supongan un peligro para Estados Unidos, sobre todo teniendo en cuenta que Hizbulá no ha atacado tradicionalmente intereses estadounidenses en Oriente Medio y se limita a atentar contra Israel y sus intereses’.
Michael O’Hanlon, de la Brookings Institution (Washington), declaró que ‘puede que Irán recurra a Venezuela para lavar dinero, pero desde luego no tiene el tipo de ideología con posibilidad de propagarse en América Latina’.