Ana Baron.-
La posibilidad de que Cristina Fernández de Kirchner sea la candidata a presidente provoca en EE.UU. muchas conjeturas que van desde la posibilidad de que «al final el candidato va a ser Kirchner» hasta que «esto es una maniobra para crear una dinastía y perpetuarse en el poder».
En el Departamento de Estado hay más desconcierto que otra cosa «¿Por qué Kirchner se arriesga con Cristina de candidata si es menos popular que él?, ¿no corre el peligro de que haya una segunda vuelta?», preguntó muy intrigado a esta corresponsal un funcionario.
Oficialmente las elecciones son «una cuestión interna de Argentina», pero los diplomáticos que se ocupan del Cono Sur siguen con atención los vaivenes del «pingüino y la pingüina».
«La posibilidad de que Cristina sea presidente no es considerada aquí como algo negativo en sí mismo», dijo a Clarín Mark Jones, un asesor del Departamento de Estado que sabe de Argentina. «Nadie espera que con ella habrá un cambio de política exterior dramático. Pero es percibida como más interesada en los asuntos internacionales y menos cercana a Chávez que Kirchner. Y eso, aquí, es importante. Aunque Kirchner ha intentado distanciarse de Chávez, aquí no convence a nadie. Al permitir el acto de Chávez en Argentina, al final quedó mal con Bush, Lula, Tabaré y el propio Chávez, porque no dejó que ninguno de sus funcionarios vayan al acto».
Según Jones, con el tema judío Cristina logró cosechar mucha simpatía en Nueva York. Puso como ejemplo el encuentro de Cristina con miembros de la comunidad judía en Venezuela. «No hay mucha gente que apoya a Argentina actualmente en EE.UU., pero hay un lobby judío chico que le importa a Argentina por el asunto de la AMIA. Y en ese lobby Cristina es percibida como alguien que se ocupó mucho del tema. Además, si Hillary gana las elecciones del 2008, ese lobby tiene mucha llegada a ella y a los candidatos demócratas»
«El único aspecto negativo de la jugada de Kirchner no es por Cristina misma, sino por el hecho de que es percibida como una maniobra para permanecer el poder», concluyó Jones.
En el ámbito académico, coinciden con Jones. «Hay una diferencia entre el texto de una ley y el espíritu de esa ley. Lo que Kirchner está haciendo es legal. Pero todo indica que están manipulando las reglas del juego para permanecer al menos dos períodos presidenciales más, y eso es una violación al espíritu de la ley. En un país donde las instituciones son débiles, esto no es bueno. No es como cambiar la Constitución para la reelección, pero es una manipulación institucional», dijo a Clarín Steven Livitski, profesor de la Universidad de Harvard.
Según Livitski, la oposición esta muy débil. «Es como en la época de Menem cuando se hablaba de la mejicanización de Argentina. Pero lo bueno es que los electores argentinos son muy críticos. Si bien Kirchner ahora está muy fuerte, eventualmente el kirchnerismo desaparecerá; no creo que puedan establecer una dinastía. Mire lo que le pasó a Alfonsín y a Menem, generalmente no duran, ya sea por temas de corrupción o el estado de la economía».
«Aquí tenemos la dinastía de los Kennedy, los Bush y los Clinton. Los Kirchner quieren fundar la suya. Es evidente», dijo a Clarín George Grayson, de la Universidad William y Mary. Riordan Roett, de la John Hopkins añadió que «la oposición se la está haciendo fácil dada la incapacidad que tienen para organizar y movilizar».