Si bien el funcionario norteamericano elogió la «lucha» de la Argentina para esclarecer el trágico atentado, se abstuvo de prometer la firma de su país – uno de los 12 integrantes del comité de Interpol- para detener al ex presidente iraní Alí Akbar Rafsanjani y otros ocho sospechosos.
El pedido de la comunidad judía se concretó ayer durante una visita a la sede de la Asociación de Mutuales Israelitas Argentinas (AMIA), situada en Pasteur 633, donde Gonzáles concurrió acompañado por el embajador norteamericano, Anthony Wayne, y una numerosa custodia.
Después de recorrer la Plaza Seca y colorar una ofrenda floral en el monumento a las víctimas del atentado que se llevó 85 vidas, los funcionarios norteamericanos mantuvieron una reunión privada con el presidente de la AMIA, Luis Grynwald, y Angel Shindel, vicepresidente de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA).
Gonzáles es el funcionario de mayor rango de la administración de George W. Bush que ha visitado la AMIA.
«Las naciones civilizadas no pueden olvidar con facilidad el dolor que compartimos cuando se cometen actos terroristas. Ya sea en 1994, en la Argentina, en 2001 en los Estados Unidos o en 2004 en España. Estos momentos nos unen en el dolor y en los recuerdos», expresó Gonzáles, traductor mediante, en una breve conferencia de prensa luego del encuentro con las autoridades judías.
«La Argentina ha luchado incansablemente en la búsqueda de los responsables del atentado contra la AMIA», opinó el funcionario y agregó: «El recuerdo de lo que sucedió aquí, al igual que en nuestro 11 de septiembre, nos pone a prueba».
Sin aceptar preguntas de los periodistas, Gonzáles y Wayne -que no hizo ninguna declaración- se retiraron junto con su comitiva.
Luego, Grynwald y Shindel tomaron los micrófonos y confirmaron el pedido al funcionario norteamericano para que su país apoye el reclamo que realizó el Estado argentino ante Interpol para lograr la detención de los sospechosos.
«Lo más importante es que el Comité Ejecutivo de Interpol establezca las alertas rojas para que los 8 iraníes y un libanés que están sospechados de ser los autores intelectuales del atentado, vengan a la Argentina y sean interrogados», señaló Grynwald.
El juez Canicoba Corral firmó en noviembre del año pasado las órdenes de captura contra los nueve sospechosos y hace más de dos semanas, el fiscal federal Alberto Nisman – junto a miembros de la Cancillería- pidió que ingresen bajo el sistema de «difusión roja» o máxima prioridad en ese organismo internacional.
A la vez, los dirigentes israelitas expresaron mantener esperanzas luego de formular su pedido al funcionario de Bush. «Esperamos que los Estados Unidos voten también por la instalación del alerta roja», dijo Grynwald.
En este sentido, Shindel auguró un feliz desenlace ya que, según explicó, «la presentación que se realizó esta vez ante Interpol fue mucho más sólida y prolija que la de la vez anterior».
«En octubre de 2005, cuando Interpol bajó las alertas rojas a los sospechosos, se argumentó que venían de un juez destituido [Eduardo Galeano] por eso hoy estamos en una situación completamente inversa», explicó el titular de la AMIA, recordando que los Estados Unidos en aquel momento votó en contra del pedido argentino.
El mes pasado, en la ciudad francesa de Lyon, Irán y la Argentina presentaron los argumentos en favor y en contra de las órdenes de captura ante el Secretariado General de Interpol. El organismo internacional dará a conocer su resolución el próximo mes.
«El Holocausto fue algo muy grande»
«El Holocausto fue algo muy grande. La máquina nazi fue algo terrible que no tiene parangón con nada», afirmó el titular de la AMIA al ser consultado por la comparación que realizó Cristina Fernández de Kirchner entre el Holocausto y el terrorismo de Estado de la década de 1970, anteayer en París, al firmar la Convención contra las Desapariciones Forzadas. «¿Qué se compara? No se pueden comparar las muertes de un lado y del otro. Una muerte ya es importante», concluyó Grynwald. Shindel, en tanto, no quiso expresar su opinión.