El Centro Simon Wiesenthal se dirigió a los cancilleres de Argentina, Jorge Taiana; Brasil, Celso Amorim; Paraguay, Rubén Ramírez Lezcano; y Uruguay, Reinaldo Gargano Ostuni, para reclamarles que el MERCOSUR declare su condena a la visita del presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, a la República Bolivariana de Venezuela, prevista para el día 13 de enero de 2007. La gira de Ahmadinejad continuará con visitas a Nicaragua y Ecuador.
«En vísperas de la próxima Cumbre del MERCOSUR que tendrá lugar en Rio de Janeiro los días 18 y 19 de enero de 2007, entendemos que el bloque debe rechazar el acercamiento con un régimen que niega el Holocausto, que llama a la destrucción de Israel, y se niega a colaborar para que los responsables del atentado contra la AMIA enfrenten la justicia», señalaron Shimon Samuels (Director de Relaciones Internacionales del Centro Wiesenthal) y Sergio Widder (Representante para América Latina).
Venezuela se integró como miembro pleno del bloque en julio de 2006.
«Sin perjuicio de la soberanía de Venezuela para delinear su propia política exterior, la bienvenida en Caracas al presidente iraní afecta a la región, debido a los sólidos lazos establecidos por Venezuela en América del Sur en general y dentro del MERCOSUR en particular», agregaron.
El Centro remitió copia de su reclamo al Presidente del Comité de Representantes Permanentes del MERCOSUR, Carlos Alvarez.
En el mismo sentido, el Centro se dirigió al canciller de Nicaragua, Samuel Santos López, y al presidente electo de Ecuador, Rafael Correa.
«El presidente Ahmadinejad encabeza un estado que ha colaborado con la realización de un acto terrorista contra un país latinoamericano. Urgimos al canciller Santos López y al presidente electo Correa a aprovechar sus encuentros con Ahmadinejad para hacerle saber su rechazo a la prédica revisionista de negación del Holocausto y hacia los llamamientos a favor de la destrucción de Israel, y para invitarlo a colaborar con Argentina de modo que los responsables del atentado contra la AMIA enfrenten la justicia», concluyeron Samuels y Widder.