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TODOS LOS CAMINOS CONDUCENA LA TRIPLE FRONTERA

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Por Walter Goobar Ciudad del Este, ubicada en la Triple Frontera entre la
Argentina, Brasil y Paraguay es una zona liberada, una tierra sin ley. Esa
ciudad paraguaya donde el contrabando se exhibe con el mismo descaro que la
miseria, es el lugar perfecto para comprar armas de guerra, conseguir
documentos falsos, sellar un trato con los carteles colombianos de la droga
o presenciar una balacera entre dos grupos rivales de la mafia china. Pero a
la nómina de delitos que abarca narcotráfico, lavado de dinero, contrabando
de armas, automóviles robados, falsificación de documentos y piratería
electrónica, se sumaron ahora acusaciones más graves que las de ser un mero
santuario del terrorismo islámico. Esta semana, el Departamento del Tesoro
de Estados Unidos difundió información concreta sobre tráfico de divisas y
apoyo financiero y logístico a la organización Hezbollah, acusada de
perpetrar el atentado terrorista contra la AMIA. El mencionado informe
refuerza el reciente dictamen de Alberto Nisman, fiscal de la causa AMIA,
quien asegura que existen «relaciones entre residentes en la Triple
Frontera, el grupo operativo, los encargados de parte de la logística local
del atentado y Hezbollah, lo cual cierra con mayores precisiones el círculo
que se cierne sobre la agrupación libanesa como ejecutora de la fase final
del atentado del 18 de julio de 1994». El dictamen se hizo público un mes
atrás y originó pedidos de captura internacionales de varios ex funcionarios
iraníes. Ahora, el Departamento del Tesoro acusó a nueve residentes en
Ciudad del Este y a dos entidades comerciales (Casa Hamze y Galería Page) de
proporcionar apoyo financiero y logístico a Hezbollah. Son los mismos que ya
estaban en la mira de los investigadores argentinos. La Triple Frontera es
la espina dorsal de la causa que el fiscal Alberto Nisman tiene en sus
manos: el cruce de llamadas que vincula al entonces agregado cultural iraní
en Argentina, Moshen Rabbani, con el coche bomba, y a la Triple Frontera con
el centro de control del atentado a la AMIA. Un cúmulo de evidencias
concordantes indican que la coordinación del atentado se realizó desde
Ciudad del Este, a través de una persona que utilizó el celular 55-459751161
a nombre de un tal André Márques. Desde ese celular, que sólo estuvo
activado en los 18 días previos al atentado, se hicieron llamadas a una
especie de central de Hezbollah en el Líbano que se ocupa de Latinoamérica,
y a domicilios en Nueva York, Berlín y San Pablo. El dictamen del fiscal
argentino también da cuenta de la logística local del atentado: el día en
que se estacionó el coche bomba en el garage «Jet Parking» -15 de julio de
1994-, se realizaron tres sugestivos llamados desde un locutorio ubicado en
la calle Nazca 1744: al celular de Marques a las 18.18, al Hotel Arco Iris
de Foz de Iguazú a las 19.24, y un último llamado a Marques a las 19.38. El
dictamen agrega que «el locutorio de referencia está ubicado a poco más de
diez cuadras de la mezquita «AtTauhíd , a donde Rabbani llamó para informar
del éxito de la operación de estacionamiento de la «Renault Trafic» a las
18:22:05 hs °’, Según los investigadores «lo que Rabbani informó a la
mezquita, fue transmitido -luego de 55 minutosal celular de André Márques
por alguna persona que se trasladó desde la mezquita «At-Tauhíd» hasta el
locutorio de la calle Nazca. La última comunicación al celular de Márques en
Ciudad del Este se realizó desde el aeropuerto de Ezeiza el 18 de julio de
1994, dos horas antes del atentado. Nunca más se volvió usar ese teléfono. A
pesar de que los Estados Unidos respaldó el informe Nisman, se ha negado
hasta ahora a proporcionar una información clave para el avance de la
investigación: desde el mismo locutorio se hicieron llamadas a un celular de
Nueva York que demuestra un patrón común con la serie de llamados al celular
de André Márques. Sin embargo, el propio Nisman confiesa en su dictamen que
todavía no pudo conseguir que los Estados Unidos le informe acerca de ese
teléfono que operaba en Nueva York, pese a que fue pedido formalmente por
exhorto hace mas de tres años. Al igual que el informe del Tesoro
norteamericano, el dictamen del fiscal argentino centra su atención en «dos
comerciantes de la zona, Farouk Abdul Hay Omairi y Assaad Ahmad Barakat»,
Bajo el comerciante libanés Assad Ahmad Barakat cae la sospecha de haber
participado en la trama financiera del atentado a la AMIA: a los ojos de
varios servicios de inteligencia, es el cajero de Hezbollah en Ciudad del
Este. Actualmente está detenido por falsificación de documentos paraguayos.
El 3 de octubre de 2001 la policía paraguaya allanó el comercio Casa Apolo
de Barakat: se secuestró en esa oportunidad una carta, firmada por «el
hermano Hassan Nasrallah , Secretario General de Hezbollah, donde se le
agradece a Barakat la colaboración en el «programa de protección de los
hijos de los mártires’; un eufemismo para designar a los hombres-bomba. En
la copia certificada de la traducción correspondiente a la carta incautada
en el comercio de Barakat, se lee: «Les agradezco por su aporte y apoyo
continuo en el cuidado de los hijos de aquellos que cumplieron en su
compromiso con dios, resultando mártires sacrificaron su generosa sangre…
Su apoyo, es una verdadera muestra de la fidelidad del pueblo fiel, los
cuales poseen todos los valores de los mártires y de la guerra santa..: Los
Barakat recaudan dinero con el argumento muy aceptado en Medio Oriente de
que Hezbollah es un partido de la resistencia a la ocupación israelí en El
Líbano y que con el dinero se ayuda esencialmente a las obras sociales que
realizan. Los especialistas en antiterrorismo alegan que no se puede
comprobar si el dinero va para fines sociales o sirve para armar
coches-bomba, similares a los que estallaron en la Embajada de Israel y la
AMIA. Assad Barakat y su primo Hatem Barakat -que eran las caras visibles de
Hezbollah-, manejaban una cuenta en el South American International Bank &
Trust Ltd. de Nassau, Bahamas, sospechada de haber movilizado fondos para
perpetrar la voladura de la AMIA. Los Barakat son socios en la empresa «Poly
Station» una falsificación del Play Station de Sony. Curiosamente, en este
negocio estaban asociados a un alto jefe de la Brigada antiterrorista de
Paraguay. Los Barakat también tienen sus propias casas de cambio en Ciudad
del Este: en el último lustro, Assad Barakat envío al Líbano cien millones
de dólares por año, lo que hace un total de quinientos millones dólares.
Unas 40 casas de cambio clandestinas operan en Ciudad del Este, Foz do
Iguazú, Barra di Quarein y en Isla Margarita por las que circulan las
finanzas de Hezbollah. «La red de Assad Ahmad Barakat en la zona de la
Triple Frontera es una arteria financiera importante para Hezbollah en el
Líbano’; aseguró Adam Szubin, director de la Oficina para el Control de
Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro: ninguna novedad para los
investigadores argentinos de la trama financiera de la causa AMIA.
Siete Días

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