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En la situación actual no hay solución política

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Qué terrible y repulsivo es ver a hombres , vestidos con mamelucos, circular entre manchas de sangre y escombros ennegrecidos por el fuego. Incluso después de docenas de ataques, resulta imposible ser ecuánime en las escenas que aparecen de la pantalla azulada; mientras llegan los primeros auxilios, rescatando a alguien en medio del caos. A la luz de esas difíciles situaciones, es casi natural que el corazón se deje llevar por una corriente tormentosa: hay que matar a todos los árabes, dispersarlos a los cuatro vientos o escuchar que un buen árabe, es un árabe muerto.

Si existiese una varita mágica para la solución, entre palestinos e israelíes, el Estado de Israel no esperaría al mago Ariel Sharon. Antes que él, desde David Ben Gurion en adelante, todos los primeros ministros de Israel, estuvieron preparados para dar lo necesario, a fin de obtener una solución que pusiera fin a cien años de guerra. A falta de ese medio se intentó, durante años, minimizar los daños a la vida y a la propiedad, sabiendo que el tiempo estaba a nuestro favor y, de hecho, así fue (nuevos inmigrantes, nuevos tanques y jets, nuevos asentamientos, mayor cantidad de tierra y más ganadería ). Así es como una de las maravillas del mundo, el Estado de Israel, se estableció.

En el 2002, la situación es tal que, la cantidad de nuevos inmigrantes, está decreciendo y ya no hay de donde traerlos. El número de tanques y jets creció, prácticamente, a una cantidad superior al armamento de muchos ejércitos europeos juntos. El número de asentamientos, incluyendo Judea y Samaria, se extendieron en tiempo record. En el siglo XXI, la agricultura se hizo eficiente y la importancia de otro metro de tierra u otro animal disminuyó.

En el 2002, Israel enfrenta dos amenazas centrales: la demográfica (que podría borrar del país a la mayoría judía y su democracia) y la nuclear (que puede, físicamente, aniquilarnos). En caso de poseerlas, 200 bombas atómicas israelíes, no causarían los mismos daños que una bomba atómica árabe. Todo esto es una carrera contra el tiempo y, el tiempo, no va a favor nuestro.

No hay razón para estar satisfecho con el accionar de las Fuerzas de Defensa de Israel en territorio de la Autoridad Palestina. El frenesí de reportajes sobre algún fugitivo capturado o eliminado, algún laboratorio de explosivos volado o un nuevo terrorista suicida detenido, es importante para la moral israelí. Un suicida , exitoso en su detestable misión, empaña la noticia de capturar, con vida, a 140 terroristas suicidas . Pero, la captura de 140 terroristas suicidas – camino a sus misiones mortales (como anunció el ministro de Defensa Ben Eliezer)- apuntan solo al problema central: en medio de decenas de millones o, en términos globales, de cientos de millones de musulmanes, no faltan voluntarios dispuestos a inmolarse; uno se suicida y otro lo sigue. Es un cuento de no acabar.

En la situación actual no hay solución política. El presidente Bush juega al golf, el presidente Chirac está fuera de orbita y, mientras tanto, estamos muriendo. Bajo estas circunstancias, América o Europa, o ambos, pueden forzar un cese de fuego en esta castigada y sufrida región. Pero si no lo hacen entre medio de un juego de golf y el siguiente o la digestión de la cena, la región verá más lagrimas, muchas más lágrimas. Es fácil adivinar que sucederá – en los tiempos por – venir- si no se despegan del campo de golf o del suntuoso y prestigioso castillo de algún lugar de Francia. El terror se intensificará y las Fuerzas de Defensa de Israel subirán, con todo derecho, en su irritabilidad tomando, incluso, medidas más severas, siendo menos considerados con la población. Habrá una guerra, un conflicto sin reparos, como dijo – en 1950- el poeta nacional, Natan Alterman: «La guerra no es de guantes blancos, la tarea no siempre es limpia y refinada». Hasta el gran Rambam dijo: «Está en la naturaleza del más justo de los hombres, estar cubierto de brutalidad e ira cuando un grupo se topa con el enemigo». Es importante mencionar, también, sus últimas palabras: «Por lo tanto sé cauteloso cuando un grupo sale cerca de tu enemigo y protégete de hacer algo perverso».

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