Otra estudiante, Sonia Martínez, de nacionalidad colombiana, afirmó telefónicamente a LA NACION: «Nunca nos imaginamos que podría haber un ataque dentro de la universidad. Se supone que éste es un lugar muy seguro», dijo la joven, que estaba a unos 50 metros de la cafetería cuando explotó la bomba.
Martínez, que llegó desde Bogotá hace dos años y cursa un máster en Historia y Cultura de Medio Oriente, explicó que la cafetería está en un lugar muy concurrido -cerca de la Facultad de Derecho, la Facultad para Estudiantes Extranjeros, las oficinas administrativas y el Centro de Estudiantes- y que la explosión ocurrió en una hora pico, cuando mucha gente va allí a almorzar.
Gritos y luego silencio
«Escuchamos la explosión, hubo gritos, se rompieron los vidrios. Después hubo un silencio y en seguida nos dimos cuenta de que había sido un atentado», relató Sonia, que cuando explotó la bomba se encontraba en la Facultad para Estudiantes Extranjeros, a unos 50 metros de la cafetería.
Minutos después llegaron las ambulancias y la policía, que evacuó el área. «Todos los que estábamos allí corrimos a llamar a nuestras familias y también a nuestros amigos y conocidos en el lugar, para asegurarnos de que estaban bien», contó la colombiana, que forma parte del Centro de Estudiantes, donde representa a los estudiantes extranjeros de posgrado.
«Todavía tengo miedo. Todos tenemos miedo, porque los ataques ocurren en cualquier parte. Es un círculo vicioso de violencia», concluyó.
Fte La Nacion