Pero se ignora si estará dispuesto a reanudar esos contactos el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Yaser Arafat, quien calificó de «crimen de guerra» el ataque de un cazabombardero F-16, desde su sede de la ciudad cisjordana de Ramala, bajo ocupación del Ejército israelí.
«La lucha contra los terroristas no tiene por qué detener las gestiones destinadas a aliviar la situación de la población civil», dijeron fuentes del Gobierno israelí al finalizar las consultas, que destacaron que ése es el objetivo de las conversaciones con los ministros de la ANP, que habían comenzado la semana pasada y siguieron el sábado dentro de una «atmósfera positiva».
Jefes superiores de las Fuerzas Armadas, el «Tsahal», admitían, al igual que distintos sectores políticos de la oposición y el oficialismo, que «fue un error» disparar una tonelada de explosivos contra unas viviendas palestinas para matar a Salah Shahada, el jefe del brazo armado del Movimiento de la Resistencia Islámica (HAMAS).
En medio de una gran polémica, Sharón, que aprobó el ataque junto con Ben Eliezer, intentó deslindar responsabilidades acusando de forma indirecta a los servicios secretos de no haberle informado de que había civiles en el edificio de tres plantas del abigarrado casco antiguo de Gaza y que la bomba del F-16 redujo a escombros.
Según publica hoy el diario independiente «Haaretz», allegados de Sharón y Ben Eliezer habrían asegurado que también conocía y aprobó el ataque Simón Peres, que conduce los contactos con los ministros del Gobierno de Arafat. Fuentes médicas del hospital Shifa de Gaza informaron de que el número de heridos ascendió a 145, entre ellos también muchos niños.
El bombardeo se produjo una semana después de un ataque de HAMAS contra un autobús israelí que se dirigía al asentamiento judío de Emanuel, en Cisjordania, y en el que murieron nueve civiles, tres niños entre ellos, y tras un doble atentado de dos suicidas de la Yihad Islámica que se inmolaron en Tel Aviv y causaron la muerte de tres civiles, entre estos dos extranjeros, y unos 40 heridos.
De acuerdo con fuentes palestinas e israelíes citadas hoy por el servicio electrónico de noticias del diario independiente «Iediot Ajronot», que no las identifica, unas dos horas antes del ataque aéreo en Gaza, la guerrilla de Al Fatah («tanzim») tenía previsto anunciar un alto el fuego contra los civiles israelíes con la anuencia tácita de HAMAS.
Peres había confirmado noticias acerca del posible comienzo del repliegue militar de las ciudades cisjordanas invadidas hace más de un mes, empezando por Belén y Hebrón, si cesaba la violencia y los organismos palestinos de seguridad se hacían cargo del orden.
Unas doscientas cincuenta mil personas, según fuentes de Gaza, activistas y simpatizantes de todas las facciones políticas y de la resistencia, participaron en el entierro de Shahada y de las demás víctimas al grito de «¡Venganza!» y «¡Muerte a Israel y a Estados Unidos!».
Los organismos de seguridad israelíes en todo el país se hallan hoy en estado de máxima alerta en previsión de atentados suicidas o armados de la resistencia, que hirió a cuatro ciudadanos de este país anoche, dos en un asentamiento judío del norte de Gaza con un proyectil de mortero y otros dos que iban en un coche por Cisjordania.
Antes del ataque aéreo en Gaza, los negociadores de Israel y de la ANP habían acordado, entre otras medidas para aliviar la difícil situación de los palestinos, asfixiados económicamente por la ocupación militar, el traspaso de un 10 por ciento de unos 420 millones de dólares adeudados por este país a la ANP.
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