Itongadol/AJN (Especial desde Jerusalem).- El siguiente es el discurso pronunciado por el presidente de la AMIA, Agustín Zbar, en el acto de inauguración del monumento y bosque levantados en Israel en memoria del fallecido fiscal argentino Alberto Nisman.
A continuación el texto completo del mensaje de Zbar:
Se cumplen cuatro años de la trágica muerte de Alberto Nisman (Z¨L), y nuestro lugar de representación genuinamente democrática de la Kehila Yehudi argentina, venimos a expresar lo que, sin dudas, es el sentimiento de la sociedad en su conjunto, honramos la memoria de un funcionario público que dejó la vida por sus convicciones y renovamos el enérgico pedido para encontrar la verdad y para que se haga justicia.
Lo hacemos hoy en este contexto tan especial, en el Bosque de Bet Shemen, en Israel. Un sitio que ha sido consagrado a la memoria y al vínculo indestructible entre ambos países.
En reiteradas oportunidades hemos sostenido desde AMIA que la la muerte Alberto Nisman (Z”L) -sin dudas y tal como determinó en su momento la Corte Suprema de Justicia- se encuentra indisolublemente ligada a la tarea que llevó adelante en la causa AMIA.
Cada día, y hoy de manera especial, la institución honra la memoria de quien durante diez años tuvo bajo su responsabilidad la investigación del peor atentado terrorista que sufrió la Argentina, por la que literalmente entregó la vida. Seguir reclamando por el total esclarecimiento de la Causa AMIA y de la Causa Nisman constituye para nosotros un imperativo moral que se mantendrá vivo con el mismo compromiso y la misma determinación de siempre, hasta que se haga justicia.
No es casualidad que Israel también se haga eco de este reclamo que pone de manifiesto, una vez más, los valores y principios morales que compartimos a lo largo de toda nuestra historia. Necesitamos que Israel, y todas las democracias del mundo, sigan colaborando con nuestro país, como lo hacen, para enfrentar a los enemigos de la libertad llegando al esclarecimiento y la condena de las causas que todavía están impunes.
Así como sucede casi cotidianamente en Israel, en Argentina hemos sufrido las consecuencias del terrorismo fundamentalista. Tenemos un mismo enemigo que quiere imponer su fanatismo con sangre y muerte. Una y otra vez respondemos de manera firme y racional, honrando la vida. Porque más allá de los kilómetros que nos separan, sabemos que somos responsables los unos por los otros.
La Causa Amia, y seguramente la causa Nisman, tomarían un giro fundamental si La Argentina lograra la captura internacional de las personas llamadas a rendir cuentas por su participación en el atentado de 1994: ………Para AMIA resulta fundamental que los acusados iraníes sean juzgados en suelo argentino, para que den cuenta de sus actos con las garantías de nuestra Constitución nacional, sin caer en la tentación de modificar en nada el orden jurídico vigente por mejor intencionados que fueran los impulsos políticos de la hora.
La kehila argentina, como la de cada rincón del mundo, tiene un lazo con Israel que comienza mucho antes de la declaración del Estado. Fuimos parte de ese sueño, celebramos y defendemos día a día su concreción.
Nos une un puente indestructible basado en creencias comunes. Poco tiempo después de declarada su independencia, Israel nombró como su representante en Argentina a Carlos Grünberg, un gran poeta, defensor a ultranza del respeto por la diversidad, que dijo:
He reflexionado largamente, desde la niñez hasta la vejez, sobre mi condición y mi situación de judío, de miembro de una familia espiritual minoritaria, inmerso en un mundo poco inteligente y poco tierno, proclive a confundir lo diverso con lo adverso, lo opuesto con lo contrapuesto, lo extraño con lo extravagante, lo otro con lo hostil y con lo aborrecible. Cada humano es una galaxia de diferencias específicas (…).
Mi diferencia es un hecho, y de este hecho emana un derecho: mi derecho a ser diferente. Y también emana un deber: mi deber de ser diferente. Y de mi derecho a ser diferente emana una obligación: la obligación, que tienen todos los demás, de respetar y alentar y amar mi diferencia. Yo he nacido para abogar en verso por la diferencia y para hacerlo con el ejemplo de mi diferencia y en especial de estos dos atributos integrantes de mi diferencia: mi judeidad y mi argentinidad.
La cultura argentina y la cultura israelí se han enriquecido mutuamente y nos emociona ver cómo ambos países estrechan cada vez más sus vasos comunicantes, bajo la convicción de que podemos ser complementarios en muchos aspectos y generar una sinergia productiva. Este nuevo homenaje suma mucho a esa complementariedad en la lucha por las cosas que mas nos importan.
AMIA está comenzando a transitar el año de su 125 aniversario, trabajando todos los días para reparar el mundo. Y estar hoy aquí también es un acto de reparación. Por eso quiero felicitar y agradecer al Keren Kayemet por la iniciativa. La memoria necesita de las recordaciones especiales, de los monumentos que nos invitan a detenernos, de los sitios establecidos especialmente a rendir homenaje y a no olvidar.
En este lugar se encuentran los memoriales a las víctimas fatales del atentado a nuestra institución, del ataque terrorista contra la Embajada de Israel en Buenos Aires y el tributo a los desaparecidos de origen judío durante la última dictadura. Son espacios para la memoria emplazados en el marco de un bosque, rasgo distintivo por excelencia del Keren Kayemet, en cuyos árboles se expresa la maravillosa metáfora de la vida y que adquieren un significado todavía mayor en esta época, con la festividad de Tu B´shvat.
A cuatro años de su fallecimiento, honramos la vida de Alberto Nisman, su trabajo y su legado. Fortalecemos el ejercicio de la memoria y seguiremos exigiendo justicia.