Itongadol.- Tan leve como la red de una araña, pero igualmente compleja y útil para atrapar presas desprevenidas, una maniobra sutil estaría tejiéndose en la Cámara de Casación Penal para dejar la denuncia del fiscal Alberto Nisman contra Cristina Kirchner por el supuesto encubrimiento del atentado a la AMIA en manos de jueces cercanos al kirchnerismo. Documentos con información falsificada, supuestas excusaciones de jueces que en verdad no ocurrieron y sorteos que se evitaron habrían construido un “relato” jurídico cuyo objetivo sería mantener el expediente en el congelador del que nunca logró salir.
Lo notable es que días después, el 25 de marzo, Figueroa volvió sobre sus pasos, aceptó esa explicación y la extendió a otros camaristas. Es más, como Ledesma estaba de viaje, se designó a sí misma. Para completar el tribunal cometió otra irregularidad –luego volteada por la Corte–, y el 13 de julio nombró como subrogantes a dos abogados, Roberto Boico y Norberto Frontini. Esas tres designaciones tienen otra objeción: no se hicieron por sorteo.