Inicio COMUNIDAD EN ACCION El director de Kanfey Ruach compartió sus reflexiones luego de interactuar con un niño en las calles de Buenos Aires

El director de Kanfey Ruach compartió sus reflexiones luego de interactuar con un niño en las calles de Buenos Aires

Por Iton Gadol
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Aharon Tzohar es el director de Kanfey Ruach, una importante organización israelí dedicada a los niños con capacidades diferentes. Aharon visitó la Argentina el pasado mes de diciembre y tuvo oportunidad de mantener encuentros con el presidente de la AMIA y DAIA. También es director de una importante Yeshiva (casa de estudios) y tiene una vida consagrada a la docencia.
Tuvo una experiencia durante su breve estadía en la ciudad de Buenos Aires, la que compartió por escrito con sus alumnos por mail. La envió antes de embarcar. Hemos recibido una copia y pedimos la autorización para poder publicarla.

El mail de Aharon Tzohar:

Luego de la primera reunión durante mi visita a la comunidad judía de Argentina, me senté a tomar café y relajarme en un bar porteño antes de un segundo encuentro.

Afuera de la confitería, en el medio de la calle, en pleno centro de Buenos Aires, por el rabillo del ojo a través de la ventana, vi a un niño revolviendo la basura.

No es una metáfora. Físicamente, estaba dentro de un contenedor de basura, asomándose e intentado salir al no encontrar nada para poder llevarse.

La imagen me conmovió, me levanté rápidamente de la mesa, salí del bar y me acerqué a él. Le acaricié la cabeza y lo llevé conmigo hacia el local. No podíamos entendernos, no sé hablar español, pero estos niños tienen la sensibilidad de percibir a aquellas personas que queremos ayudarlos.

El mozo, por el aspecto del niño, no me permitió entrar nuevamente al bar.
Mi desesperación fue no entenderme por el idioma, entonces paré a una joven mujer que caminaba por la calle y le pregunté si sabía inglés.
Me contesto que sí, le expliqué lo que pasaba y que quería entrar con el nene al bar y darle de comer.
Casi como un reflejo le pedí que entrara con nosotros y que compartiéramos la mesa y la comida. Me ayudaría a conversar con el nene y también con el mozo.

El director de Kanfey Ruach junto al presidente de la AMIA

Casi imponiendo mi voluntad, volvimos al bar los tres y exigí que nos dejen entrar: “El nene está conmigo”, dije, y finalmente compartimos juntos la mesa.

Pedí comida y unas bebidas, gracias a Marisa, la joven traductora, pudimos entendernos el nene y yo.

Finalmente, después de comer salimos los tres a la calle, al chico le di dinero que lo guardó en su pantalón.

No pude evitar todo lo que hice, ese nene tiene exactamente la edad de mi hijo y también se parece a él.

Tzohar con el titular de la DAIA, Jorge Knoblovits

Me quedé muy mal, me dolía ver ese niño en la calle. Me acerqué a un policía y le pregunté cómo localizar a sus padres.
Me respondió que era una situación normal ver niños solos en las calles.

¡¿Normal?! grité, y su siguiente frase fue que no entendía el inglés.

Sorpresivamente llegó la hermana del nene, también coincidía con la edad de mi hija, volví a comprar algo de comida para ella también.

Volví a sentarme en el café con una silenciosa plegaria en mis labios: «¡Gracias a D’s que soy judío y que vivo en la Tierra de Israel! Aquí no pasaría…». Somos de la simiente de Moshé Rabeinu…

El Rambam (Maimónides), en la Guía de los Perplejos, escribió sobre Moshé Rabeinu, la paz sea con él, que fue bendecido con la profecía porque no sufrió injusticia.

No solo cuando un egipcio golpea sin razón a un judío (ver a Rashi por la historia que precedió a la situación), que allí es obvio qué hacer. No solo cuando un judío golpea a un judío, que seguramente es más complejo, pero está claro que hay que accionar. E incluso cuando está en Midián, con la sombra egipcia detrás suyo, cuando ve a los pastores molestando a las hijas de Itró, interviene.

Así fue Moshé Rabeinu, la paz sea con él, que no sufrió injusticia…

A este dulce niño, aquí retratado, esto no le ocurriría en la otra mitad del planeta, ni en Israel, porque allí, seguramente, en 10 segundos ya estaría en las oficinas de asistencia social del Estado de Israel o elegido por una familia adoptiva o temporal…

Pero está claro que la extraña situación de los transeúntes de Buenos Aires, andando por las calles como si nada pasara, al ver estos niños y acostumbrados a este espectáculo, sin reaccionar, simplemente es algo que a nosotros no nos pasaría…

¡Somos bendecidos con lo que es bueno para nosotros!

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