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Megaconferencia de Menorá: “Elecciones que cambian la vida”

Por Iton Gadol
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Itongadol.- Tal como vienen haciéndolo desde hace más de una década, los rabinos Isaac Sacca, Daniel Oppenheimer y Abraham Serruya fueron los oradores de la megaconferencia que organiza anualmente Menorá con motivo de los Iamim Noraim.

Este año se llevó a cabo el miércoles 3 de octubre en uno de los salones del complejo Salguero Plaza y “Elecciones que cambian la vida” fue el tema que en esta oportunidad abordaron los tres rabinos, cada uno de ellos desde su propia cosmovisión, ante un auditorio que superó las 900 personas.

Previo a la megaconferencia, se realizó una feria donde un grupo de jóvenes dieron a conocer sus emprendimientos, pues como dijo la directora institucional de Menorá, Natalia Indibo, “los jóvenes son la piedra fundamental de Menorá. Están llenos de energía y de ideas. Por eso creamos un espacio para darles un empujón a sus emprendimientos”.

El rabino Oppenheimer planteó un interrogante: qué fue lo que hizo que frente a los graves sufrimientos que el pueblo judío padeció a lo largo de su historia y a las múltiples ofertas para que cambiara de fe, se mantuviera judío. Su respuesta fue “la familia”, porque en las casas en Shabat “reinaba una paz, una unión familiar que le brindaba a los chicos la fuerza para poder sostenerse y todos los sufrimientos a pesar de todos los avatares y todas las insistencias. La familia es lo que nos mantuvo durante dos mil años”.

Luego, describió cómo en la actualidad la familia “se fue desmembrando”, en donde el padre perdió su autoridad: “no la autoridad opresora de imponer cosas, sino la autoridad que enseña, que lega algo” y hay muy poco diálogo y cada uno “va por su lado”. Eso es considerado como normal, generando lo que definió como un “abandono moral de personas”, lo que pone en peligro “la continuidad como judíos”, exhortando a que todos “tomemos cartas en el asunto”, para luego preguntar: “Cuánto vale nuestra palabra si abusamos de ella; es una ecuación: cuando más palabras se dicen, menos vale cada palabra, cuando menos se habla y más se piensa antes de hablar, obviamente cada palabra vale más. Demos el ejemplo: pensemos en el tono de voz, en las palabras que dijimos, y el tiempo que tomamos antes de hablar” para poder trasmitírselos a las jóvenes generaciones que estarán “en un mundo, que quizás conozcamos o no, pero que será para ellos un gran desafío”.

Por su parte, el rabino Serruya, luego de afirmar que se están viviendo momentos difíciles, se refirió a que en el Talmud se plantea tanto que el ser humano tiene el libre albedrío de decidir, como que antes de que nazca ya está definido por el Creador que es lo que le pasará, y que esa aparente contradicción tiene que entenderse como que una establece cual es la regla que rige la vida y la otra como se la debe ejecutar. El ser humano tiene algo que debe realizar por su propia decisión: la caridad, teshuvá en hebreo, debido a que “es libre albedrio, porque dar “es una acción espiritual”, explicando que los Jajamín afirmaron que la Tzedaká puede salvar a las personas de peligros a su vida pues “la Tzedaká trae paz, trae alegría, trae armonía, trae felicidad. Sabemos que en nuestras casas, en nuestros hogares HaShem nos va a dar lo mejor posible, pero para garantizar esto nosotros tenemos que empezar a dar. Abrimos nuestros corazones, hay gente que puede dar dinero, otros pueden dar ayuda con su presencia, otros pueden dar consejos, otros pueden dar apoyo moral. El que da es realmente aquel que está feliz”, por lo que finalmente pidió “Que HaShem nos dé un año de posibilidades infinitas de ayudar a todos los demás, que Hakadosh Barjú decrete sobre nosotros solamente buenos decretos de vida, de salud y de prosperidad”.

El Rabino Sacca inició su participación manifestando: “Es un placer estar junto a ustedes, querido público, con los rabanim, en estos día de Azeret Iemei Teshuvá, estamos entre Rosh Hashaná y Yomn Kipur, que es prácticamente la etapa más sagrada del calendario judío, que fue designado como Azeret Iemei Teshuvá, los diez días de arrepentimiento o de retorno. Se supone que en estos días D’s nos convoca a todos a reflexionar, a hacer una evaluación y un balance de nuestros actos, si son correctos o no, y en base a ese balance tomar decisiones que cambien para bien nuestra vida, las de nuestras familias y de nuestras comunidades. Si existe en estas fechas el concepto del arrepentimiento, del retorno, es porque se da por sentado que existe la capacidad del ser humano de elegir”.

Luego de esta introducción, el rabino preguntó: “¿Tenemos realmente la capacidad de elegir; hasta dónde tenemos la capacidad de elegir lo que queremos?”, y en lugar de dar una respuesta directa, relató ejemplos de la vida diaria que responden el interrogante, y explicó que Shaná, año, que etimológicamente se relaciona con la palabra shinuy, cambió, por lo que puede entenderse que si en Rosh Hashaná el ser humano produce un cambio en su forma de vida, en Yom Kipur “va a borrar todos los elementos negativos que componían su personalidad”.

“Tenemos la capacidad los seres humanos de remediar, de retornar, de arrepentirnos de todos aquellos elementos que nos inculcaron de chicos y no son correctos”, afirmó.

El rabino Sacca brindó ejemplos de la Torá en los cuales se evidencia la capacidad de remediar, retornar y arrepentirse que tuvieron personalidades centrales en la historia del pueblo judío, desde Abraham Avinu en adelante, y que tiene todo ser humano para luego de realizado ese proceso, tengan la capacidad para “comenzar a trabajar y construir una nueva personalidad. O sea que por más compleja y conflictiva que sea una situación que uno está viviendo, ya sea personal, ya sea familiar, comercial o institucional, o un país o el mundo entero. A veces decimos que el mundo no tiene arreglo, pero sí tiene arreglo”.

Y finalizó: “Si estamos unidos hoy acá, en Rosh Hashaná, hablando de estos temas, es porque el mundo tiene arreglo, por lo que no hay que caer en estados de depresión, de desgano, de desesperanza; y estas fiestas nos tienen que traer una renovación de nuestro espíritu porque somos seres humanos que tenemos un poder cuasi divino. Es una lástima que nos resignemos a los conflictos que se nos presentan. De este tou babou que es el mundo, de esa situación revuelta que tenemos adentro nuestro, pongamos cada cosa en su lugar. Esa es la verdadera inscripción en el libro de la vida”.

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