Itongadol.- Imagínese un futuro en el que pueda poner un experimento en un microchip y enviarlo al espacio, donde las condiciones hacen que el experimento tenga más éxito que en la tierra. Esto es lo que está ocurriendo hoy en día, y más recientemente el mes pasado, en la misión espacial Axiom-1, en la que participó el astronauta israelí Eytan Stibbe.
Durante esa misión, Stibbe pasó más de dos semanas en la Estación Espacial Internacional y se llevó varios experimentos israelíes realizados en microgravedad. Consiguió un tiempo extra en el espacio tras una serie de retrasos debidos a las malas condiciones meteorológicas para un amerizaje en el océano. El Axiom-1, que se lanzó el 8 de abril, tenía previsto regresar originalmente el 20 de abril, pero su viaje se prolongó hasta el 25 del mismo mes.
Stibbe, antiguo piloto de combate israelí, se pagó su propio viaje en el vuelo de Space-X. Fue uno de los cuatro astronautas del vuelo y llevó 35 experimentos para empresas e instituciones de investigación, en la misión Rakia, financiada con fondos privados, a la Estación Espacial Internacional, que van desde la salud y la agricultura hasta la óptica y la energía.
«En el espacio no hay convección, ni fuerza de cizallamiento, ni flotabilidad», dijo el director general de SpacePharma, Yossi Yamin, a The Jerusalem Post en una entrevista telefónica desde Orlando, donde supervisó la misión. «El espacio proporciona un entorno único que es útil para la investigación farmacéutica, incluyendo diferentes formas de moléculas».
SpacePharma desarrolló un laboratorio miniaturizado, no tripulado y controlado a distancia en un chip. Eso significa que es posible sentarse en una oficina de Tel Aviv y manejar el experimento. Yamin dice que se le ocurrió la idea de hacer experimentos en el espacio cuando era comandante de la Unidad de Satélites de Israel.
«Entonces, ¿por qué (utilizar la tecnología) sólo para la seguridad y la defensa, por qué no para todas las ciencias de la vida?», preguntó. «Esta tecnología es válida desde hace 30 años, pero había que ser una gran potencia estatal con enormes y costosas agencias espaciales. Hoy podemos hacerlo en el tamaño de una tarjeta de visita».
Otra área de investigación prometedora son las células madre. SpacePharma afirma que, en condiciones de microgravedad, varios tipos de células madre pueden utilizarse para convertirse en cualquier órgano del cuerpo. En condiciones de microgravedad, las células madre demostraron su capacidad para renovarse de forma más eficaz que en la Tierra. Muchos médicos creen que las células madre se utilizarán más en el futuro de la medicina, ya que ésta se diseña individualmente para cada persona.
SpacePharma ya participó en siete misiones al espacio. Uno de los mayores retos, según Yamin, es que mientras el experimento está en la bahía de carga de la nave espacial antes del lanzamiento no hay electricidad. SpacePharma definió y desarrolló una batería compatible con la NASA que puede permitir que el órgano en un chip sobreviva durante siete días. Yamin explicó que el desarrollo de fármacos en el espacio también será mucho más barato que el desarrollo de fármacos en la Tierra debido al órgano en un chip.
El órgano en un chip imita el funcionamiento de un órgano real, pero a nivel micro. Está construido para que las células proliferen rápidamente.
SpacePharma es una compañía que cobra a las empresas una cuota por enviar sus experimentos al espacio.