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Solución feminista para las mujeres de Mughar

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Cuando Kayan comenzó a operar en el poblado de Mughar, dos años atrás, notaron que las mujeres que habían demostrado estar interesadas no asistían a las reuniones.
Pronto descubrieron que, impedidas de tomar el transporte público y sin poder manejar, les resultaba inaccesible movilizarse hasta los lugares de encuentro.
«Este es un poblado muy tradicional», comentó Badria Biromi-Kandaleft, un planeador urbano que asesoró a Kayan. «Una pequeña minoría de las mujeres tiene licencia y el resto depende completamente de los hombres».
De acuerdo con Miasser Sirvan, integrante del grupo femenino de Mughar, «en lo que concierne a la religión, existe un problema para las mujeres druzas. Yo puedo salir en el auto con mi marido, mi padre o mi hermano pero si ellos no están cerca tengo que caminar».
«Mughar es una mega villa», sostuvo Biromi-Kandaleft. «Es un poblado que se expandió sin planificación y hoy viven 18 mil personas. Prácticamente es una ciudad».
Caminar hasta el centro un día normal ya resulta difícil, por lo que con una ola de calor o de frío es casi imposible. Muchas mujeres están forzadas a quedarse en sus casas antes que aventurarse al centro médico Kupat Holim, el correo o el banco.
«Las mujeres están limitadas a sus casas por la distancia y el clima pero el principal problema es el de la movilidad», confesó Paula Mill, responsable del desarrollo de recursos de Kayan.
Las mujeres, entonces, se reunieron y decidieron poner fin al problema de la movilidad creando una línea de ómnibus que una el poblado. Esta no sólo las ayudaría a ellas sino también a los niños y los ancianos, quienes ven reducida su movilidad.
Los colectivos comenzaron a funcionar la semana pasada. El recorrido comienza 8:10, tiene 22 paradas y dura un total de 55 minutos. Para las distancias más largas, el boleto vale cuatro shekels.
«Estoy contento de que las mujeres tomen la iniciativa y formen parte de la sociedad», aseguró Mofid Ghanem, un poblador de Mughar. Sin embargo, «temo que no va a funcionar. Falló en el pasado y hay problemas con las calles por las que pasa el transporte público».
Biromi-Kandaleft aseguró que este emprendimiento favorecerá a las mujeres y les garantizará mayor libertad. En mi opinión el Estado tendría que subsidiar el transporte como garantía de movilidad».

Fuente: Haaretz
Traducción: Leila Mesyngier

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