Itongadol.- El mundo despertó azorado con la impactante noticia difundida por Corea del Norte de que habría realizado una detonación de una bomba de Hidrogeno en una base subterránea al norte de su país, cerca de la frontera china. A pesar de las discusiones técnicas y científicas de si realmente fue una explosión de una bomba de hidrogeno o solamente atómica, o si la fue exitosa o no, calculando la magnitud del movimiento telúrico alcanzado, la realidad es que el programa nuclear norcoreano está en un estado de avance y sofisticación que asombra.
De la misma forma debemos coincidir con las agencias de inteligencia occidentales que manifiestan que este desarrollo no pudo haberse obtenido sino con la colaboración y participación de terceros y en el cual hay que incluir como parte de este intercambio (la construcción y desarrollo de misiles balísticos de largo alcance con capacidad de llevar ojivas nucleares) a la Republica Islámica de Irán y a técnicos pakistaníes como los colaboradores más probables.
Pero para poder entender lo que ocurrió hace 10 días y poder sacar algún tipo de enseñanza debemos hacer un poco de historia y ver los paralelos que existen entre la evolución de las negociaciones políticas que occidente (encabezado por Estados Unidos y sus aliados europeos) realizó a lo largo de dos décadas con el régimen de Nor-Corea, quienes nos aseguraban un futuro de paz basado en las buenas intenciones de las partes con las que actualmente concluyeron con el mismo tenor. Entre los mismos actores occidentales y la Republica Islámica de Irán, a este último país se le permitirá despegarse de las sanciones internacionales que venía soportando a lo largo del tiempo con todo lo que esto implica.
Por esto podemos hacer un resumen y tomar notas salvando las fechas viendo las coincidencias:
-En 1985 Corea del Norte firma el acuerdo de no proliferación de armas atómicas.
-En 1990 La Agencia Atómica Internacional denuncia que aquel país está violando el pacto y que se encuentran desviaciones con respecto al uso pacífico de la energía nuclear por parte de Corea del Norte.
-En 1994 El presidente demócrata de los Estados Unidos, Bill Clinton, aparece luego de varios años de negociaciones entre enviados americanos y nor-coreanos, en la Casa Blanca anunciando que las negociaciones habían concluido exitosamente dejando en el olvido la amenaza del uso no pacifico de la energía atómica. Citando a Clinton,quien dijo: “Este es un buen acuerdo para los Estados Unidos, Nor-Corea va a congelar y después desmantelar su programa nuclear, Corea del Sur y nuestros aliados van a estar mejor protegidos, todo el mundo va a estar más seguro porque disminuimos la proliferación de armas nucleares. Estados Unidos y los inspectores internacionales van a seguir monitoreando para asegurarse que no se desarrolle armamento nuclear (…)”.
La realidad es que desde aquel discurso de buenas intenciones y palabras de tranquilidad enunciadas en su momento por el presidente demócrata, que fueron dirigidas a la comunidad internacional, esas palabras podemos decir que se las ha llevado la realidad de los hechos, luego de ver a donde nos han llevado estas dos décadas de negociaciones;hoy nos encontramos frente a la cuarta prueba nuclear subterránea de Corea del Norte.
Y de la misma forma que el río arrastra los papeles viejos e inútiles similares a los firmados en aquel momento por los actores de esta fallida ilusión, donde las intenciones se han disuelto por completo golpeadas por la realidad incontrastable de los hechos que hoy amenazan a la humanidad con un holocausto nuclear de proporciones nunca vistas, no podemos dejar de sacar más que paralelismos y similitudes a lo que sucedió durante el 2015 con la firma del acuerdo de no proliferación nuclear entre el actual gobierno del Presidente Obama y la Republica Islámica de Irán.
Son tantas las similitudes existentes que hasta los discursos de antaño y los actuales parecen copiados y escritos por el mismo funcionario. Por esto y sin necesidad de ahondar más en detalles es que esperemos esta vez, aunque la realidad parece indicar lo contrario, que no tengamos que decir en un futuro que estamos asombrados nuevamente esta vez frente a las pruebas nucleares iraníes.