Itongadol.- José Moskovits fue presidente honorario de Sherit Hapleitá y vicepresidente de la Federación Mundial de Combatientes Judíos, Partisanos y Prisioneros de Campos, y fue uno de los máximos referentes de los sobrevivientes del Holocausto que vivieron en Argentina.
Nacido en Hungría, en 1926, Moskovits fue miembro de la resistencia al nazismo. Al relatar cómo llegó a la Argentina, este veterano luchador y miembro activo del movimiento sionistas Dror Habonim, contó que tras ser liberado por el Ejército Rojo en Budapest el 18 de enero de 1945, pasó por diversos lugares después de la guerra.
Estuvo en Alemania primero y después en Italia, y a fines de 1947 viajó a Israel en un barco. “Era el ‘Af Al Pi Jen’ (a pesar de todo) y se llamaba así porque era el primer barco después del ‘Exodus’, de unos 250 metros cuadrados que llevaba unas 600 personas”, precisó en una entrevista brindada a la Agencia Judía de Noticias (AJN) en 2011.
El viaje no fue sencillo, Moskovits contó que el barco que lo llevaba a Israel fue detenido por una fragata inglesa. “Tratamos de resistir, y tuvimos un muerto -un chico de la Shomer Hatzair- y varios heridos y nos llevaron a Haifa y desde allí a Chipre, donde estuve muy poco tiempo ya que mi movimiento, del que era miembro del Comité Central en Alemania, me sacó y llegue a Israel en Navidad de 1947, a Atlit y de allí fui a Ein Jarod.
“En los primeros días de enero de 1948 –continuó- ingresé como voluntario en la Haganá con el número 27 y después luche en el norte, y fui herido durante la Guerra de la Liberación en una rodilla.”
Su llegada a la Argentina tampoco fue sencilla luego de dejar atrás la guerra. “Vine a la
Argentina porque a Elena, quien es mi mujer, la conocí en Alemania luego de terminada la Guerra, estaba enferma de tuberculosis y como tenía un tío en Argentina la hicieron venir para que se curara y yo vine a buscarla”.
La historia de amor de Moskovits continuó en Paraguay, donde se casó con su esposa en Asunción, y permaneció allí hasta fines de los años setenta cuando volvió a radicarse en Israel, pero viajando a Buenos Aires cada año para asistir a los actos conmemorativos del Levantamiento del Gueto de Varsovia y de la finalización de la Segunda Guerra Mundial.
“Pero como mi señora se enfermó estando en Buenos Aires y ya no pudo volver a viajar, por eso volví a quedarme en Buenos Aires”, relató.
En esa entrevista con AJN, el sobreviviente explicó la diferencia entre ser partisano y ser miembro de la resistencia. “Los partisanos luchaban mayormente en los bosques en Rusia, donde los alemanes tenían miedo de entrar profundamente y la resistencia estaba ubicada en las ciudades y realizaban diferentes actos contra los nazis, pero no luchaban en los bosques sino en las ciudades organizados en células de muy pocas personas, en la que estaba a veces fuimos cinco y otras veces tres y realizábamos diferentes actos de sabotaje”, contó.
“Estuve en la resistencia y me agarraron y estuve largo tiempo detenido con otros miembros de la resistencia en la misma cárcel donde estaba Jana Senes, pero en distinto pabellón y la diferencia fue que yo tuve más suerte y no existió ninguna jojma de nuestra parte pues fuimos liberados por la resistencia, que con ropas idénticas a la de contrainteligencia, que nos vigilaba y papeles donde decían que venían a buscarnos para que no viéramos el día de mañana, nos sacaron de allí y nos liberaron. Yo mismo no sabía que eran compañeros de la resistencia”, agregó.
Respecto del inicio de las asociaciones de sobrevivientes, Moskovits aclaró que “en cada país fue diferente”. “En Israel, el mismo gobierno trataba de buscar la forma de organizar una entidad central que se ocupara no solamente de los sobrevivientes que vivían en Israel sino internacionalmente”, señaló.
“El gobierno israelí necesitaba el apoyo de los sobrevivientes para el reclamo de las indemnizaciones a Alemania.”
Moskovits agregó que “lo que ocurrió es que existían diversas organizaciones, por ejemplo en Austria estaba Wisehthal, primero en Linz y luego en Viena, pero también existía un comité sobre lo ocurrido en Auschwitz de no judíos, eran organizaciones primitivas; en Francia había asociaciones de los makis”.
“En cada país comenzaron a organizarse en forma independiente instituciones de sobrevivientes en base a diversas ideologías políticas: izquierdistas, Betar… En Israel existían primeramente las asociaciones de residentes de ciudades y pueblos, que desde el principio tenían entre sus miembros a los sobrevivientes también y lo mismo ocurría en Buenos Aires”, explicó.
Asimismo, Moskovits comentó que “en Israel había dos organizaciones principales, una era la organizada por el gobierno que reunía a todas las asociaciones de residentes, presidida por Dov Shilansky, que era sobreviviente de Dachau y en la época en que Beguin era el primer ministro hicieron el primer congreso de sobrevivientes en Israel y fueron invitados todos los sobrevivientes de la zona oeste y este”.
“Esa fue la primera manifestación mayor que se hizo en el mundo, vinieron de diversas partes del mundo y de Argentina viaje acompañado por algunos otros. Luego organice una asociación en Sudamérica, mientras todavía era presidente de Sherit Hapleita y había sedes en Uruguay, en Brasil en dos lugares: en San Pablo y Río de Janeiro, en la ciudad de México, también formamos una en Chile y también existía un pequeño grupo de sobrevivientes en Bogotá”, añadió.
No obstante, Moskovits aclaró que “en Israel también existía desde mucho antes una organización ‘Los Luchadores de los ghettos, partisanos y sobrevivientes de los campos’, que era la que presidía Stepah Grayek, quien escribió el libro ‘Tres días de combate en Varsovia’. “Ellos empezaron en el Kibutz Lojamei Haghettaot y luego se trasladaron a la ciudad”, agregó.
El sobreviviente contó que también participó “en Holanda en un congreso internacional de la Unión Internacional de la Resistencia, que no era una institución judía; o sea que en cada lugar en el mundo los sobrevivientes hicieron sus propias organizaciones”.
Respecto de la decisión de las Naciones Unidas de establecer el día de la liberación de Auschwitz como el “Día Internacional de Conmemoración anual en memoria de las víctimas del Holocausto”, Moskovits opinó que “si bien existieron otros campos de exterminio como Treblinca Dachau, por ejemplo, Auschwitz era un símbolo para todo el mundo, pues allí llevaron a unas dos millones de personas y si bien no mataron a todos, era un símbolo y por eso quedó como símbolo de la Shoá”.
José Moskovits Z´L falleció ayer 30 de noviembre a los 88 años.