Itongadol/AJN.- A dos semanas de la firma del cese del fuego en la Franja de Gaza, el residente de Ashkelon Arieh Fanstein consideró que “todo volvió a la normalidad” y en un balance sobre los 50 días que duró el conflicto con Hamas, destacó a la Agencia Judía de Noticias (AJN) que lo más duro de la guerra fueron las víctimas fatales porque a “cada israelí que mataron lo vivimos en carne propia”.
Ya pasaron más de quince días desde aquel 26 de agosto en el que Israel y Hamas firmaron el cese del fuego en el conflicto de Gaza. Desde entonces “la vida de los habitantes israelíes va volviendo poco a poco a la normalidad y las instituciones volvieron a funcionar como antes de la guerra”, según destacó Fanstein en diálogo con AJN.
Prueba de ello es que luego de unas vacaciones de verano tumultuosas, los niños finalmente lograr volver a las aulas el pasado 1º de septiembre.
“La gente ya se va adaptando a esta nueva realidad. Los primeros días realmente eran de desconfianza y ahora la gente de la zona sur ya tiene su vida normalizada, asiste a los centros comerciales y de esparcimiento como antes”, describió Fanstein.
Sin embargo, destacó que no fueron nada fáciles los 50 días de guerra que vivieron los residentes de Ashkelon, ciudad de sur de Israel y cercana a Gaza. “Esta experiencia fue muy larga y dejó muchas heridas. Fueron unas vacaciones difíciles y cada israelí que mataron lo vivimos en carne propia. Para nosotros la diferencia entre la vida y la muerte es fundamental, cosa que los terroristas no dan importancia. Ellos le hacen homenaje a la muerte y nosotros a la vida”, manifestó.
En ese sentido, Fanstein recordó la caída de un cohete de Hamas sobre una vivienda de la ciudad que dejó 50 heridos y no sólo destruyó esa vivienda, sino también otras 150 casas más. “El misil era tan pesado que causo una onda expansiva que recorrió cien metros e hizo daños en más de 150 casas. Fue un hecho que nos marcó y temimos por nuestras vidas pero afortunadamente no hubo que lamentar muertos”, precisó.
Hoy la realidad es otra, pero para él, “la guerra pudo haber terminado pero las heridas de lo que sucedió en Gaza quedan”. Es que el conflicto “ha provocado en un montón de familias estar afuera durante el verano por miedo a los bombardeos” y destacó que si bien no se reportaron daños no son muy grandes en Israel, “es necesario emprender la reconstrucción con urgencia porque el invierno esta al caer en unos pocos meses y hay que hacer algo para evitar agravar la situación”.