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Itongadol/AJN.- El Talmud dice que la muerte de una sola persona es como destruir el mundo entero. En el episodio "La luz interior" (1992) de Star Trek: Nueva Generación, el escritor Morgan Gendel tomó la idea de manera literal.
Inspirado en el concepto talmúdico, elaboró un episodio en el que un artefacto alienígena de mil años de edad guarda los recuerdos de toda una civilización y lo implanta en la mente del capitán del Enterprise, Jean-Luc Picard. El episodio comienza de manera predecible ya que la nave Enterprise responde a una llamada de auxilio de un planeta no descubierto, Kataan. A continuación, un avión no tripulado se acerca al barco y dispara una bengala directamente en la mente del capitán.
En ese entonces, él despierta en la vida de otro hombre: su esposa le dice que su nombre es Kamin y que ha estado enferma; él es un tejedor de hierro y un Kataanite nativo. En el Enterprise pasan sólo 25 minutos. En la mente de Picard, sin embargo, vive una vida entera: hace amigos, forma una familia, aprende a tocar la flauta, siendo testigo de los triunfos y las deficiencias de una civilización, y se da cuenta, al igual que los astrónomos de Kataan, que el planeta se está muriendo.
Este episodio es ampliamente aclamado por la crítica como el mejor momento de Star Trek. Años más tarde, Gendel reveló su inspiración, así como otras reflexiones filosóficas, en una columna.