Itongadol.- Sobre la plaza de actos en la base entrenamiento de la Policía de Fronteras (Mishmar HaGvul), en Maale Mikmash, formaron esta semana 60 chicas jóvenes que fueron aceptadas para ser combatientes en la fuerza. Entre las graduadas estuvo Shani (no es su nombre real) de 23 años, quien hace un año y medio atrás llegó sola a Israel proveniente de Irán, dejando atrás a su familia. “Desde mi niñez que mi sueño era hacer Aliá y enrolarme en el ejército”, dijo con entusiasmo a Ynet. “Espero que pronto mi familia venga a Israel como hice yo”, agregó.
Shani nació en Irán en el seno de una familia judía religiosa. Ella hizo Aliá a través de la Sojnut HaYeudit (Agencia Judía para Israel) sola, dejando en su país natal a sus padres y dos hermanos. “Ellos no quieren venir a Israel por ahora”, contó. “Hablamos por teléfono y por Internet. Espero que pronto decidan venir a Israel. Los extraño mucho”, añadió. Al llegar a Israel estuvo en un Merkaz Klitá (Centro de Absorción) y estudió hebreo en el Ulpan.
Todo el conocimiento previo que tenía de hebreo era de su casa. Shani fue educada en una escuela judía en la que aprendió a leer y rezar en hebreo. Cuando nació recibió un nombre hebreo y otro en farsí, como muchos de los judíos que viven en Irán. Sobre Israel aprendió por medio de la televisión. “En la televisión no mostraban cosas lindas sobre Israel, siempre cosas malas. Al Gobierno allá no le gusta Israel, pero a la gente del pueblo ni le importa el asunto. Sólo quieren vivir bien. A la gente no le gusta esto de que el Gobierno invierte mucha plata en el programa nuclear”, contó.
Más allá de esto, Shani relató que los judíos viven bien en Irán. “El Gobierno no tiene problema alguno con los judíos. Sí tienen problema con la palabra sionista y con los judíos sionistas. Pese a que las leyes del país son duras, la vida para los judíos es buena en Irán”, aseveró.
Shani contó que desde su infancia ella quiere hacer Aliá y enrolarse en el ejército. “Cuando llegué a Israel me pidieron que dijera mi nombre para recibir el documento de identidad. Fue la primera vez en mi vida que me emocioné en usar mi nombre judío”, recordó a Ynet. “Fue para mí el momento más importante de mi vida”, agregó.
Luego de que finalizó de estudiar hebreo en el Ulpan, se enroló en Mishmar HaGvul y comenzó el período de entrenamiento de la camada agosto 2013. “Quería ser combatiente y cumplir una función importante. Oí sobre las combatientes de Mishmar HaGvul y desde que me enrolé, disfruto cada momento. Conocí muy buenas amigas y me tratan bien. Es como una familia para mí”, contó esta verdadera joven sionista que procede justo de un país que niega el Holocausto y expresa seguido el deseo de hacer desaparecer a Israel del mapa.