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Opinión. Cristina y Menem: ¿AMIA o cuórum?

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Entre los 154 diputados y senadores nacionales elegidos el domingo en las elecciones generales realizadas en la Argentina hay uno que cuenta con una particularidad: está imputado de encubrir el atentado a la AMIA, que el 18 de julio de 1994 provocó 85 muertos y cientos de heridos, dos años después del perpetrado contra la Embajada de Israel, el 17 de marzo, con otra veintena de víctimas fatales.
No es difícil imaginar de quién se trata: el ex presidente Carlos Saúl Menem, acusado de ordenarle al entonces juez Juan José Galeano que frenase la investigación judicial contra Alberto Jacinto Kanoore Edul, quien llamó al último poseedor de la camioneta-bomba Trafic, Carlos Telleldín, el día que éste dice haberla vendido.
A pesar de su calidad de imputado en la causa por el atentado -no en las paralelas por encubrimiento, sino en la principal-, Kanoore Edul es proveedor del Estado nacional y su padre, Alberto, sería amigo del ex mandatario, ya que ambas familias proceden del mismo pueblo: Yabrud, en Siria.
De hecho, en la causa de Kanoore existen desgrabaciones de escuchas telefónicas que reflejan cómo el padre del imputado pedía la intervención de Munir Menem, entonces titular de la Unidad Presidente y hermano del ex mandatario.
Uno de los escollos que enfrenta el futuro juzgamiento y eventual condena de Carlos Saúl Menem por el presunto encubrimiento de la masacre es que éste cuenta con fueros parlamentarios como senador nacional hasta el 10 de diciembre, si bien es esperable que, de ser necesario, la cámara conceda su desafuero, en virtud de la gravedad de la imputación en su contra, máxime tratándose de quien en 1994 ocupaba la primera magistratura nacional.

La reelección de Menem

La elección del domingo era relevante también porque Menem debía renovar sus fueros, y así ocurrió, ya que su Frente Popular Riojano se impuso en los comicios para senadores nacionales realizados en su provincia natal, con el 35.36 por ciento de los sufragios.
Esto permitió que también ingresara a la Cámara Alta su compañera y actual diputada Hilda Aguirre de Soria, mientras que la tercera banca le correspondió a la kirchnerista “pura” y actual vicegobernadora Teresita Luna.
A poco de conocerse el triunfo menemista, el propio gobernador de la provincia de La Rioja, Luis Beder Herrera, se acercó a su sede de campaña para felicitar a Menem.
Allí se vanaglorió de haber conseguido “los tres senadores” que necesitaba el kirchnerismo y se alegró de que los comicios hayan servido para “reivindicar la figura de Menem”.
Rápido de reflejos y hábil como siempre, el ex mandatario buscó el favor presidencial para aliviar su situación judicial: prometió trabajar para que Cristina Fernández de Kirchner “siga con su obra, que ha sido monumental hasta ahora”.
“Si es posible me voy a reunir con la Presidenta cuando vaya a Buenos Aires”, anticipó Menem.
Esta expresión de deseos representaría una interesante disyuntiva para Cristina Fernández de Kirchner, quien se presenta como una adalid en la lucha contra la impunidad en el atentado a la AMIA: recibir o no a alguien que está imputado de encubrirlo, pero a la vez, junto con su compañera Aguirre de Soria le garantizarían el cuórum propio en el Senado tras la renovación de las bancas legislativas, el 10 de diciembre.

Menem y el kirchnerismo

La relación de Carlos Saúl Menem con el kirchnerismo fue mutando con el paso de los años, desde aquella derrota electoral en 2003, cuando su condena y encarcelamiento como responsable de casi todos los males de la Argentina, atentado a la AMIA incluido, era un “caballito de campaña” de su entonces rival, el electo presidente Néstor Kirchner.
Sin embargo, este objetivo proclamado jamás se cumplió, tampoco en el gobierno de su esposa y sucesora, a pesar de algunos avances en ese sentido.
Es inevitable recordar aquel presunto cable diplomático de la embajada estadounidense, filtrado por Wikileaks, en el cual se vinculaba la acusación contra Menem por encubrir a Kanoore con el fracaso para aprobar la resolución 125 en pleno conflicto entre el gobierno y el campo, en 2008.
Al año siguiente se produjeron las elecciones legislativas, que mermaron el poder del oficialismo, ya que quedó en minoría en Diputados y en virtual paridad en la Cámara Alta, razón por la cual los votos o las ausencias de Menem se volvieron sumamente significativos para el gobierno.
No son pocos los que vinculan -con malicia o perspicacia- esta situación con la absolución del ex presidente en un par de causa en su contra y una supuesta falta de avances respecto de su supuesto encubrimiento del atentado.

Falsa disyuntiva

En realidad, el próximo escenario legislativo vuelve menos relevante el apoyo de Menem al gobierno, ya que él sería el 38º senador oficialista cuando el cuórum es de 37 y nada garantiza que el cristinismo pierda el control de la cámara aun si las causas en su contra avanzan, ya que Aguirre de Soria actualmente integra el bloque kirchnerista en Diputados, amén de la posibilidad de que se sumen otras voluntades a la luz de la contundencia del triunfo electoral del domingo.
De modo que parecería falsa la disyuntiva previamente planteada y Cristina Fernández de Kirchner no tendría necesidad de intercambiar con Menem fidelidad por impunidad, con la repercusión que un encuentro en la Casa Rosada y sus consecuentes imágenes generarían en la mayoría de la sociedad, especialmente los familiares de víctimas del atentado a la AMIA (en la foto, algunos de ellos con la Presidenta).

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