El organismo de la ONU también confirmó en su informe que Irán había producido su primer lote pequeño de uranio enriquecido a un nivel más alto -20 por ciento-, y que la República Islámica no había dado a los inspectores el aviso requerido.
Estos datos alimentan las preocupaciones de Occidente de que el régimen islámico esté buscando secretamente la capacidad de desarrollar armas nucleares del proceso de enriquecimiento de uranio, a pesar de que Teherán insiste que está produciendo combustible para un reactor científico, que fabrica desde la década de los años 70 isótopos para el tratamiento del cáncer.
Durante cinco años, el OIEA ha estado investigando informes de inteligencia de países occidentales que indican que Irán ha coordinado esfuerzos para procesar uranio, probar explosivos a gran altura y relanzar un cono de misil balístico, una forma apropiada para albergar cabezas nucleares.
Según el informe preparado por su Consejo de 35 naciones, los técnicos iraníes trasladaron en presencia de los inspectores unos 1.950 kilos de uranio poco enriquecido a una planta piloto en Natanz (en la región central del país).
Ante la falta de acuerdo sobre el traslado de uranio enriquecido iraní al exterior y la conversión allí en combustible para el reactor científico, el presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, anunció a comienzos de este mes que su país elevará el enriquecimiento hasta el 20 por ciento.
El uranio con una pureza inferior al 20 por ciento está considerado como "poco enriquecido", por encima de ese umbral los físicos nucleares hablan de uranio "altamente enriquecido".
De acuerdo a lo consignado por el diario The Jerusalem Post en su sitio web, el documento sugiere fuertemente que la inteligencia suministrada por los Estados Unidos, Israel y otros Estados miembros del OIEA sobre los intentos de Irán de utilizar la cubierta de un programa nuclear civil para avanzar hacia un programa de armas era convincente.
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