El liderazgo de esta organización pidió ayer a la opinión pública que le sigue que encadene acciones de protestas. En una manifestacion celebrada ayer mismo frente al tribunal de Tel Aviv, sus militantes negaron que los quince líderes apoyen a Hamas. «Apoyamos a los huérfanos palestinos, eso es todo; lo demás es una mentira», afirmaron.
En Israel, se cree que las detenciones suponen el primer paso hacia la ilegalización del importante movimiento islámico, que ha convocado una manifestación masiva para el próximo sábado en Um El Fajem, al norte del país. Ayer, fuerzas policiales, apoyadas por agentes de los servicios secretos internos (Shin Bet) penetraron en las oficinas de uno de los centros, llamado Asociación Al Aqsa y confiscaron documentos y varios ordenadores. En los últimos meses, se registraron casos en los que militantes del movimiento ayudaron a suicidas de Hamas y de Yihad Islámica, que se inmolaron en atentados terroristas en Israel. E incluso uno de sus miembros, el jeque Hubeishi, de la aldea de Abu Snan, llegó a cometer un atentado suicida, al inmolarse en la estación de tren de Naharia.
El diputado del partido del Likud y antiguo subjefe del Shin Bet, Ehud Yatom, declaró ayer que «la base del Movimiento Islámico en el norte del país, encabezada por Salaj, es muy peligrosa para la seguridad y el Estado de Israel». El diputado en la Knesset israelí por el partido Lista Árabe Unida y vinculado al Movimiento Islámico, Abdel Malek Dahamshe, respondió ayer que los arrestos «son parte de la propaganda israelí contra los árabes» y que «la política de Sharon tiene por objeto deslegitimar al movimiento y a todos los árabes de Israel». Dahamse cree que la próxima medida será la ilegalización.
Mientras tanto, ayer se supo que el primer ministro israelí, Ariel Sharon, no recibirá al jefe de la diplomacia europea, Javier Solana, en su visita a Jerusalén porque éste pretende entrevistarse con el presidente palestino, Yasser Arafat.