Itongadol.- En el marco del acto central por Iom Hashoá, el presidente de la DAIA, Mauro Berenstein, pronunció un discurso contundente en el que llamó a mantener viva la memoria del Holocausto y alertó sobre los peligros actuales del antisemitismo, especialmente en el mundo digital y académico.
El evento conmemoró el levantamiento del gueto de Varsovia y honró la memoria de los seis millones de judíos asesinados durante la Shoá, entre ellos un millón y medio de niños. “Seis millones de vidas arrancadas por un odio sistemático, por la indiferencia del mundo, por el silencio que también mata”, expresó Berenstein, visiblemente conmovido.
En su intervención, el titular de la DAIA no solo puso el foco en el pasado, sino también en los desafíos del presente. “Este día no es solo para recordar. Es un llamado a actuar. A abrir los ojos”, afirmó, denunciando el resurgimiento del antisemitismo en distintos ámbitos, incluso “en sectores educados, universitarios, académicos y profesionales”, donde —advirtió— “la educación sin ética, sin memoria, sin sensibilidad, no garantiza humanidad”.
Berenstein hizo especial énfasis en el papel que hoy juegan las redes sociales como plataformas de difusión de discursos de odio disfrazados de justicia. “Detrás de algunos de esos mensajes, se esconden narrativas que defienden el terrorismo, relativizan el antisemitismo y glorifican la violencia”, alertó, destacando la necesidad de que los jóvenes sean educados en pensamiento crítico y en memoria histórica.
En este sentido, anunció dos iniciativas legislativas que la DAIA impulsará en los próximos meses. La primera, una propuesta para modificar la ley de educación, incorporando de forma obligatoria contenidos sobre discurso de odio, antiterrorismo y antisemitismo en todos los niveles escolares, con formación docente específica. La segunda, un proyecto de ley para fomentar y subsidiar en redes sociales mensajes contra la discriminación y el terrorismo, a fin de contrarrestar el avance del extremismo digital.
Cerrando su discurso, Berenstein citó al Nobel de la Paz y sobreviviente del Holocausto, Elie Wiesel: “La neutralidad ayuda al opresor, nunca a la víctima. El silencio alienta al torturador, nunca al torturado”. Y agregó con firmeza: “Que nuestras voces no callen. Que nuestra memoria no duerma. Que nuestras acciones estén a la altura de nuestro recuerdo”.
El acto culminó con el encendido simbólico de velas en homenaje a las víctimas. “Encendemos estas velas por los seis millones. Pero también encendemos una luz de conciencia. Para no callar. Para decir, con voz firme y clara: Nunca Más”.