Inicio Opinión The Times of Israel | Opinión: Lo que los líderes árabes deben decir en voz alta para que su plan para Gaza funcione

The Times of Israel | Opinión: Lo que los líderes árabes deben decir en voz alta para que su plan para Gaza funcione

Por M S
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Itongadol.- (Nimrod Novik* – The Times of Israel) La semana pasada, tras tachar inicialmente de »delirante» el plan de la Liga Árabe para la Franja de Gaza, Steve Witkoff, el enviado especial de Estados Unidos, dio marcha atrás. Elogiándolo como »un primer paso de buena fe», invitó a »seguir discutiéndolo».

El previsible rechazo israelí, que inicialmente contaba con el respaldo estadounidense, sigue firme, mientras Jerusalem se aferra a la »Riviera de Gaza» de Trump, aunque Washington ya ha pasado de página.

Parece que en la búsqueda de un amplio consenso entre los 22 miembros de la Liga, los elementos críticos para un compromiso de Estados Unidos -por no hablar de respaldo- se diluyeron hasta el punto muerto, en particular los relacionados con la seguridad después de la guerra.

Si los líderes árabes desean conseguir el apoyo de Estados Unidos y alentar a la administración a plantar cara a los extremistas que dictan la posición israelí, deben demostrar que las razones del gobierno de Netanyahu para rechazar el plan tienen más que ver con la política interna que con la seguridad.

Si bien el plan árabe aborda ampliamente las cuestiones civiles de la gobernanza de Gaza y demuestra que la rehabilitación no requiere limpiar la Franja de su población, se queda corto a la hora de explicar cómo aborda las legítimas preocupaciones del Estado judío en materia de seguridad. Israel exige garantías de que Hamás no controlará a la población, no poseerá armas ni resurgirá potencialmente como amenaza militar.

Para sus autores, el plan árabe y el comunicado conjunto implican todo esto. Consideran que la propia ausencia de Hamás en las 22 cláusulas del comunicado es una señal clara. Otros, sin embargo, necesitarían un descifrador de códigos Enigma para conocer las intenciones.

Llegó el momento de que los líderes árabes digan la verdad sin pelos en la lengua: La resolución de privar a Hamás de toda participación en la futura gobernanza debe hacerse explícita.

Asimismo, el hecho de que el plan asigne a la Autoridad Palestina (AP) la responsabilidad exclusiva de Gaza no sustituye a dejar claro que el futuro de la Franja excluye a cualquier milicia armada. Es esencial un compromiso directo de desarmar a Hamás y a todas las demás organizaciones terroristas.

Es cierto que los líderes árabes esperan superar la resistencia al desarme sólo gradualmente y con el tiempo. No obstante, deben hacer firme ese compromiso y establecer puntos de referencia para su consecución.

La última y posiblemente más flagrante omisión se refiere al papel de los países árabes. Varios líderes árabes informaron a Washington que están dispuestos a asumir la responsabilidad de la seguridad del enclave costero palestino, incluyendo »pies sobre el terreno». A pesar de esto, ni esta intención ni sus requisitos para asumir esa responsabilidad se encuentran en los documentos de la Liga Árabe.

En las conversaciones mantenidas con Estados Unidos y con otros países, los dirigentes árabes explicaron en detalle esas condiciones, mencionando que tiene en cuenta el requisito previo obvio de poner fin a la guerra al tiempo que se coordina con Israel la retirada progresiva de la presencia de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) mientras se introduce gradualmente la fuerza árabe.

Esto implican los consiguientes modos de operación, incluidos los mecanismos de desconflicción, la comunicación en tiempo real, los protocolos para hacer frente a las infracciones del alto el fuego y otras medidas de seguridad.

Para evitar que parezca que ocupan Gaza, insistieron en llevar a cabo su operación sólo por invitación de la AP y dejando claro que su participación es temporal, hasta que la AP se someta a reformas y nuevos reclutas aumenten sus organismos de seguridad.

Por último, para reducir las posibilidades de que su inversión -y la de otros- en la reconstrucción de Gaza se esfume en las llamas de otra guerra, se ofrecieron a contribuir a una eventual resolución del conflicto israelí-palestino.

Con la excepción de los EAU, los líderes árabes transmitieron estos compromisos de forma tentativa y en privado. Hacer pública y firme su postura podría lograr dos objetivos. En primer lugar, proporcionaría al presidente Trump una razón para comprometerse en una cuestión que frustró a sus predecesores. Al explicar en detalle su determinación de asumir gran parte del trabajo pesado, proporcionarían un elemento de cambio que no estaba al alcance de los presidentes anteriores (con la excepción de George H. W. Bush, cuyo formidable Secretario de Estado, James Baker, aseguró el apoyo árabe al Proceso de Madrid hace más de tres décadas).

En segundo lugar, un intento serio de abordar las legítimas preocupaciones de Israel en materia de seguridad podría desenmascarar la política expansionista y de rechazo de su gobierno de línea dura por lo que es, una tapadera para su oculta ambición anexionista (en referencia a Cisjordania). Esto, a su vez, podría dinamizar la oposición interna a su política al tiempo que vigoriza los esfuerzos estadounidenses por cambiarla.

Si los líderes árabes aceptan el reto de Trump de estar a la altura de las circunstancias, y si Washington mantiene un compromiso sostenido, pueden dar un giro conjunto a la crisis de Gaza. También pueden impedir que Israel ponga fin al alto el fuego, acelerar el retorno de los rehenes, aliviar el dolor de la población de la Franja e iniciar la reconstrucción, contribuyendo al mismo tiempo a la estabilidad regional.

De esta manera se reabriría la puerta a la ambición de Trump de lograr la normalización saudí-israelí y la integración de Israel en una estructura de seguridad regional que sirva para frenar la violenta intromisión de Irán.

*Nimrod Novik fue asesor político del difunto primer ministro israelí Shimon Peres. Es miembro de la dirección de Comandantes para la Seguridad de Israel (CIS), del Foro Político Israelí (IPF) y de la Fundación para la Cooperación Económica (ECF).

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