La Asociación de Derechos Civiles de Israel realizó una encuesta que generó polémica, ya que entre sus resultados figura que el 50 por ciento de los judíos israelíes cree que los árabes israelíes no deben tener los mismos derechos que ellos.
Además, reveló que el 75 por ciento de los encuestados judíos no viviría en un edificio con vecinos árabes y que el 72 por ciento los considera «poco inteligentes y sucios». El informe también dice que en 2007 se registró un incremento del 100 por ciento de las expresiones anti-árabes por parte de los judíos israelíes.
El ministro de Vivienda de Israel, Ze´ev Boim, dijo que la encuesta era pro-árabe y pro-palestina. «Debemos preguntarnos qué pasa del otro lado, cuál es el comportamiento de la minoría hacia la mayoría», declaró antes de ingresar hoy a la reunión de gabinete.
Por su parte, el ministro de Ciencia, Cultura y Deportes, Jaleb Majadle, expresó su preocupación por los resultados del sondeo y aseguró que ni judíos ni árabes pueden seguir viviendo así, con estadísticas tan severas. «El problema no son los árabes, este es un problema del Estado de Israel y de los ciudadanos judíos» sostuvo en declaraciones radiales.
El primer ministro israelí, Ehud Olmert, habló sobre la discriminación al iniciarse la reunión de gabinete. Se refirió al caso puntual de las estudiantes etíopes que fueron separadas de su clase y afirmó que lo sucedido y los sentimientos de las niñas discriminadas son parte de una realidad que se debe cambiar. «En enero próximo aprobaremos un programa que tiene por objetivo resolver algunas cuestiones relacionadas con los etíopes», aseguró Olmert y dijo que la discriminación es un tema que no se restringe a cierta parte del país.
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