Sin embargo, el vínculo pasó por una decena de cimbronazos y cuestionamientos cruzados, que giraron en torno de la relación entre Buenos Aires y la administración de Hugo Chávez y sobre el papel de los Estados Unidos en la región.
El último encontronazo fue en septiembre último. Durante la visita que encabezó a Nueva York para participar de la cumbre anual de la ONU, el presidente Kirchner recriminó a los Estados Unidos la falta de acompañamiento a la Argentina en los últimos años y reclamarles mayor atención sobre América latina.
«Si hubiera habido otra respuesta de los Estados Unidos -durante la crisis de 2001-2002-, no se hubieran ahondado las contradicciones como ocurrió», señaló Kirchner durante un panel organizado por la Clinton Global Initiative, que preside el ex mandatario norteamericano Bill Clinton.
«En los últimos años no nos hemos sentido acompañados por los Estados Unidos», dijo Kirchner. «Pedimos que se acerque a la región», afirmó.
Un mes antes de esto, en agosto, durante una visita que hizo a México, Kirchner criticó duramente a los Estados Unidos: calificó de «indigno» el muro que construye el gobierno de Bush en la frontera con México.
Otra disputa tuvo lugar en junio, cuando el Gobierno cuestionó con dureza un informe elaborado por Estados Unidos para los turistas que visitan la Argentina, en el que alerta a sus ciudadanos sobre secuestros, robos, protestas callejeras, accidentes de tránsito y hasta sobre individuos que tienen lazos con grupos terroristas en la Triple Frontera.
George W. Bush y sus colaboradores consideraron una «afrenta» que la Casa Rosada permitiera el acto que el presidente Hugo Chávez celebró en su contra en Buenos Aires, el 9 de marzo último. Ambos presidentes venían de un fuerte encontronazo en noviembre de 2005 durante la cumbre de presidentes en Mar del Plata donde Kirchner rechazó el ALCA.
La Nación