El plan es de momento «un borrador» que, una vez ajustado de forma satisfactoria para ambas partes, será avalado por el Cuarteto de Madrid, la principal coalición diplomática para la paz en la historia del conflicto palestino-israelí.
El «ministro de Asuntos Exteriores» de la ANP, Nabil Shaat, titular de Cooperación Internacional y Planificación, prometió analizar «positivamente» el documento, pero otros dudan de que se vayan a establecer plazos y un mecanismo internacional que supervise el cumplimiento de las obligaciones que tendría que asumir Israel.
El primer ministro israelí, Ariel Sharón, con quien tiene previsto reunirse Burns esta noche, se opone a la fijación de «plazos» y, según sus colaboradores más próximos, condicionará cada una de las obligaciones impuestas a Israel a que la ANP y sus fuerzas de seguridad desarmen antes a todas las facciones, incluso las islámicas, que participan en la resistencia contra la ocupación.
Según Sharón, antes de que el Ejército israelí se repliegue de las zonas palestinas autónomas a las líneas que tenía hace más de dos años, cuando se desencadenó el actual alzamiento, «debe cesar por completo la violencia y el terrorismo palestino».
El primer ministro israelí reiteró anoche, en una convención de su bloque de derechas Likud, que «por la paz estaremos dispuestos a dolorosas concesiones» (en referencia a la devolución de algunos territorios de Cisjordania y Gaza) pero «no haremos ninguna respecto a la seguridad para el pueblo de Israel».
El enviado de paz de Washington llegó ayer, miércoles, 48 horas después del ataque terrorista de dos suicidas palestinos de la Yihad Islámica contra pasajeros de un autobús de línea en Israel en el que murieron 14 personas y unas 65 resultaron heridas.
Burns, que se entrevistó anoche con el ministro israelí de Asuntos Exteriores, Simón Peres, explicó esta mañana el plan al titular de Defensa, Benjamín Ben Eliezer, ambos del Partido Laborista, cuyas posiciones son impugnadas por los ministros de la derecha.
La mayoría de los ministros en el Gobierno de unidad nacional de Sharón cuestionan objetivos fundamentales del plan, como la retirada de los territorios palestinos, la evacuación de la mayor parte de los asentamientos y la creación de un Estado palestino «al lado del de Israel», en la mayor parte de los territorios de Gaza y Cisjordania, que este país ocupa desde la guerra de 1967.
La propuesta estadounidense, según datos facilitados a la prensa, también obliga a los palestinos a someterse, entre otras cosas, a una reforma política de fondo basada en la designación de un primer ministro a cargo del Poder Ejecutivo, lo que convertiría al presidente de la ANP o del futuro Estado palestino en una figura simbólica.
El presidente de la ANP, Yaser Arafat, está en el centro de una sorda pugna dentro del Cuarteto de Madrid, pues Estados Unidos, a diferencia de los otros miembros, ha decidido -al igual que Israel- marginarlo.
Arafat logró frenar recientemente una exigencia de opositores dentro de su propio movimiento, Al Fatah, para que admita la designación de un «jefe de gobierno» a su lado, pero Burns, por disposición de Washington, no se reunirá con el veterano líder palestino. EFE ez/ah/jal
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