Uno de los principales actos se celebrará hoy en la Sala de los tapices de Mark Chagall del Parlamento, que representan los hitos en la historia del pueblo hebreo hasta su independencia en 1948, pero durante el mismo brillarán por su ausencia los embajadores de los EEUU, el principal aliado de Israel, y los de la Unión Europea (UE).
‘Israel festeja el cuadragésimo aniversario de la unificación de Jerusalén, capital eterna de Israel y el pueblo judío, y esto no depende de la posición de las naciones del mundo’, reza un comunicado de prensa de la ministra de Asuntos Exteriores Tzipi Livni.
Los festejos centrales comenzarán mañana martes por la noche y se se prolongarán durante el miércoles.
Los diplomáticos extranjeros consideran que la anexión de facto y por una ley parlamentaria de 1980 de la ‘Jerusalén árabe’ fue un acto unilateral e ilegal pues también los palestinos reivindican su soberanía en la ciudad santa para judíos, cristianos y musulmanes.
Los israelíes se refieren a la ‘reunificación’ pues Jerusalén, en cuya ciudad amurallada residían miles de judíos y sus sinagogas junto a mezquitas e iglesias de los palestinos, permaneció dividida entre aquella primera guerra de 1948/49 hasta la de 1967.
En esos 19 años, el este de la ciudad estuvo bajo control de la Legión Jordana, y los ciudadanos israelíes de esas tres comunidades religiosas tuvieron prohibido el acceso a sus santuarios, entre estos el Muro de las Lamentaciones, la basílica del Santo Sepulcro y la mezquita de Al Aksa.
‘Jerusalén no será dividida, debemos fortalecer el vínculo entre el pueblo judío y la ciudad, y simultáneamente tratar de convencer de ello a la comunidad internacional’, señaló Livni.
La Ciudad Santa para las tres comunidades religiosas es la mayor de las localidades de Israel con alrededor de 700.000 habitantes, de los cuales un tercio -más de 260.000- son palestinos.
Cuando la Asamblea General de la ONU aprobó en 1947 el Plan de Partición de Palestina para que árabes y judíos del país -entonces bajo dominio inglés- establecieran sus respectivos Estados, ese organismo recomendó, con el apoyo del Vaticano, otorgar a Jerusalén un ‘estatuto especial’, lo que rechazaron Israel y la Liga Arabe.
Los palestinos, a diferencia de los residentes de Cisjordania ocupada, gozan en Jerusalén de una serie de prerrogativas, como los servicios médicos y sociales, por residir en ‘la capital indivisible de Israel’ aunque muy pocos aceptaron un ofrecimiento oficial de adoptar la ciudadanía. Sus barrios, en cambio, distan de obtener el trato que reciben los israelíes en materia de servicios municipales.
Los palestinos ven en el sector oriental de la ciudad, donde Israel se anexionó en junio de 1967 más de veinte de esos barrios y aldeas de Cisjordania para ampliar el perímetro municipal, aspiran a establecer allí la capital de un futuro Estado independiente.
El 57 por ciento de los israelíes está dispuesto a cambio de la paz a hacer ‘concesiones’ a los palestinos en la ciudad, según un sondeo del Instituto de Estudios de Israel, con sede en Jerusalén, con motivo del aniversario, que se festejará durante esta semana.
Pero el 92 por ciento cree que las autoridades deben garantizar la presencia de una amplia mayoría judía en la ciudad.
Otro sondeo prevé que dentro de trece años, en 2020, los miembros de la colectividad palestina serán el 40 por ciento de sus vecinos.
Informaciones divulgadas últimamente en medios intelectuales palestinos indican que los antiguos templos de los reyes judíos David, Salomón y de Herodes, no estuvieron en Jerusalén, que habría sido destruida 70 veces en sus 5.000 años de historia documentada.