La Policía israelí detuvo hoy a una veintena de palestinos alrededor de la ciudad vieja de Jerusalén, en una nueva jornada de enfrentamientos, hoy día de los tradicionales rezos musulmanes del viernes
La Policía israelí acordonó hoy toda la zona colindante con la mezquita de Al Aqsa desde el amanecer con un despliegue de unos 3.000 agentes, que impidieron el acceso a varones menores de 50 años y mujeres menores de 40.
Varios de los detenidos, dijeron fuentes policiales, se enfrentaron a los agentes en las distintas puertas de la ciudadela al tratar de forzar su entrada a los rezos.
Pero la mayoría, agregaron, son seguidores del polémico jeque Raed Salah, líder de la facción norte del Movimiento Islámico de Israel, y quien hoy no pudo entrar a la explanada debido a una orden de alejamiento de las autoridades judiciales.
Salah, conocido por sus controvertidos discursos y sermones, convocó una protesta en una zona de Jerusalén Este conocida como Wadi Joz, a unos cientos de metros de las murallas de Jerusalén.
Allí, tras rezar con cientos de fieles, lanzó un encendido sermón contra Israel en el que alentó a una nueva Intifada.
«Jerusalén es la capital del Islam», «Liberad Jerusalén» o «Una nueva intifada islámica», fueron algunos de los eslóganes del líder religioso.
Decenas de fieles comenzaron después de los rezos a lanzar piedras a la Policía, que reprimió las protestas con caballos, disparos de fogueo y cañones de agua.
El comisario de Jerusalén, Ilán Franco, consideró que, a pesar de los disturbios de hoy, su intensidad ha sido muy inferior a la del viernes pasado, cuando setenta personas fueron arrestadas y la Policía israelí entró en la Explanada de las mezquitas, lo que hoy no ocurrió.
«Esta semana ha habido un descenso en el número e intensidad de las protestas por la construcción de la rampa en la Puerta de los Mugrabies», afirmó Franco, y explicó que estudiará la situación en los próximos días para ver si el próximo viernes es también necesario un despliegue policial como el de hoy.
Las protestas de los palestinos y del mundo árabe se originaron hace diez días cuando Israel comenzó las obras de construcción de una nueva rampa de acceso a la Explanada de las Mezquitas.
Los palestinos temen que la rampa sea un intento de Israel para causar daño a la mezquita de Al Aqsa, tercera en jerarquía para el Islám.
En los últimos días los planes de construcción han sido bloqueados por el alcalde de la ciudad, el ultraortodoxo Uri Lupoliansky, mientras que, ayer, durante una visita a Turquía, el primer ministro israelí, Ehud Olmert, aceptó que una delegación técnica de ese país revise en el terreno los planes de construcción antes de comenzar.
La polémica rampa consta de un puente elevado sobre ocho pilares desde uno de los extremos del Muro de las Lamentaciones hasta la Puerta de los Mugrabis, junto a Al Aqsa, fuera de la explanada.
Hace tres años existía en el lugar una rampa que quedó seriamente dañada por un terremoto, y desde entonces el acceso se realiza a través de un puente de madera que las autoridades quieren sustituir por uno permanente de hormigón.
A pesar de que los trabajos de construcción han sido paralizados para calmar los ánimos en el mundo árabe, prosiguen las excavaciones arqueológicas en el lugar para salvar cualquier resto de épocas anteriores.