Iton Gadol/Agencia AJN.- Manshema, una tecnología creada por un equipo israelí, podría resolver el problema de la escasez de respiradores. Cuesta sólo 200 dólares por pieza, lo que resulta signiticativamente barato tratándose de un aparato crucial para ayudar a los pacientes más graves de COVID-19 en todo el mundo.
A mediados de marzo, un grupo de organizaciones israelíes – incluyendo las FDI, el Centro Médico Assuta en Ashdod y Rafael Advanced Technology – involucraron a varios cientos de sus expertos afiliados en lo que llamaron un “sprint de COVID-19″. Los participantes se dividieron en 16 equipos para trabajar en la búsqueda de soluciones a una lista de problemas relacionados con la pandemia. Uno de los equipos decidió abordar el problema de crear un respirador muy simple pero efectivo.
Como explicó al Jerusalem Post el Mordechai Halfon, un oficial de la División Tecnológica de las Fuerzas Terrestres de las FDI, en dos semanas estará listo un primer prototipo funcional de la máquina. “Nuestro dispositivo no intuba a los pacientes, no se inserta un tubo en su garganta para empujar el aire hacia adentro, ellos todavía pueden respirar por sí mismos pero el trabajo duro lo hace la máquina”, dijo. “Está destinado específicamente a los pacientes de COVID-19, que requieren un tipo muy específico de ventilación. Por eso es tan simple, a diferencia de los respiradores regulares que deben ser adecuados para muchos tipos de necesidades diferentes”, explicó.
El equipo de Manshema incluye diferentes tipos de ingenieros, expertos médicos, gerentes de producto, que no se habían conocido antes. Siete de ellos han estado trabajando en el proyecto a tiempo completo – Gil Bachar, Stav B., Elad Grozovski, Ronen Zilberman, Roi Galili Darnell, Ivry Shapira y Omri Mizrachi – mientras que otros están contribuyendo en diferentes capacidades.
Al principio, el grupo trabajó en la tarea individualmente, reuniéndose de manera virtual cuando era necesario. Después, comenzaron a reunirse en la sucursal de Assuta en Tel Aviv. El proyecto es completamente sin fines de lucro y de código abierto, lo que significa que toda la información relevante está disponible para cualquier fabricante interesado en producirlos o centro médico en utilizarlos en todo el mundo.
“Debido a que estamos hablando de una pandemia mundial, era importante que el respirador fuera barato y fácil de fabricar. También queríamos que fuera desechable”, dijo Stav B., estudiante de doctorado de la Universidad de Tel Aviv, al Post. “Al principio, fuimos seleccionados por el Ministerio de Salud como proyecto piloto y nos apoyaron”.
Dado que el costo de producción de cada unidad asciende a unos 200 dólares y el tiempo necesario a unas dos o tres horas de trabajo, el producto podría revolucionar realmente la lucha contra el virus incluso en los países más pobres, ya que los respiradores disponibles en el mercado cuestan varios miles de dólares y se han vuelto cada vez más difíciles de encontrar y de adquirir. “Hemos recibido mucho apoyo también de muchas empresas aquí en Israel. Hemos descubierto que, como nadie participa en la iniciativa para ganar dinero, todos han estado muy contentos de ayudarnos a obtener lo que necesitábamos sólo para combatir el virus”, explicó Halfon.
El producto se someterá a ensayos clínicos en el Centro Médico Assuta en las próximas semanas. “En la primera fase, vamos a probarlo en voluntarios sanos, lo que debería ser fácil, y recién después en pacientes. No estamos seguros de cuánto tiempo llevará completar la prueba, pero esperamos estar listos antes de la próxima oleada del virus, si es que llega”, señaló Halfon. “Creemos que esta máquina puede salvar muchas vidas”.
Halfon explicó que cuando todo comenzó, no pensaron que serían capaces de llegar a este punto. “Trabajamos a través de pasos. Primero, decidimos sumergirnos en los requisitos reales que la máquina necesitaría, luego nos centramos en cómo se vería la solución en una perspectiva más amplia y sólo entonces en cómo construir la máquina”, dijo.
“Creo que es importante destacar dos elementos clave en nuestro trabajo: la calidad del esfuerzo del equipo y la voluntad de hacer algo bueno”, concluyó.