Itongadol.- (Por Hernán Felman) Días difíciles, sin lugar a duda, corriendo a refugios que salvan vidas, confirmando después de cada andanada que toda la familia está bien. En mi caso con dos nietos sirviendo en el ejército y con la preocupación de que esta etapa histórica del Pueblo Judío cambie nuestro futuro para siempre.
El Estado de Israel, el movimiento sionista y el pueblo judío vivieron muchos momentos de incertidumbre, las guerras que marcaron con sangre nuestra historia, nos fueron impuestas ante las amenazas de nuestros enemigos. Nunca tuvimos alternativa, la única opción fue defendernos y no permitir que una amenaza se convirtiera en una que ponga en duda nuestra existencia como país soberano en nuestra tierra histórica.
Aun así, a lo largo de nuestra historia, lo que nos diferenció es la unidad interna, el sentimiento que somos un pueblo invencible, capaz de enfrentar todo tipo de peligro, sabiendo que la alternativa al triunfo es, una vez más, otra diáspora y la destrucción del Estado de Israel.
El 7 de octubre nos encontró en una etapa dolorosa de enfrentamiento interno, Hamás pensó que era el momento adecuado para ponernos a prueba, nos asesinaron, nos vejaron, nos secuestraron, un acto inhumano que es difícil comparar con algún hecho histórico que no fuera la Shoá… con la diferencia que esta vez estuvo acompañado de cantos y loas a quienes efectuaron el pogrom más sangriento de nuestra época.
La respuesta de Israel no tardó en ser efectiva, dos fueron los objetivos de esa respuesta, la destrucción de Hamás, y el regreso de los secuestrados.
Mientras que las manifestaciones que comenzaron contra las reformas judiciales que promovía el gobierno de Netanyahu continuaron en la lucha de las familias para la liberación de los secuestrados, la división interna de nuestro país aumentó su brecha, parecía que nada nos volvería a unir.
Acá quiero hacer una debida aclaración, mi corazón está con las familias de los secuestrados, si alguno de mis hijos estuviera en cautiverio de las bestias de Hamás, mi voz seria escuchada en cada rincón, pero no confundir, no tengo un hijo secuestrado y aun así, pienso que Israel debe hacer todo lo posible por devolver los secuestrados vivos al cobijo de su hogar y familia, y aquellos muertos al entierro en esta tierra que amaron.
No soy de los que creen en firmar acuerdos con la intención de no cumplirlos, dejar al Hamás armado, dirigiendo los destinos de la franja de Gaza no puede ser una alternativa. Es entre estas dos opciones que se desenvuelve la guerra contra el Hamás. Probablemente la encrucijada más dolorosa del pueblo judío de todos los tiempos.
Así llegamos a Irán y a la decisión histórica de nuestro primer ministro de destruir la capacidad atómica desarrollada durante estos últimos 30 años. La esperada intervención de los Estados Unidos definió definitivamente el retraso por muchos años del peligro latente de un Irán con capacidad de armarse con armas que pondrían en peligro existencial a nuestro país.
Es en este punto que me quiero detener por unos minutos. Aquellos que somos adictos a las noticias, venimos escuchando en estos últimos años las largas y eruditas explicaciones de muchos, probablemente casi todos, de los analistas políticos acusando al gobierno de falta de estrategia y de la inexistencia de un plan que sepa cómo terminar la guerra en Gaza y ahora ya agregan de cómo terminar la guerra con Irán. Estas mismas acusaciones son escuchadas también en estos días.
Son estos mismos comentaristas y entrevistados (que cada uno de ellos tiene alguna cuenta abierta con Netanyahu) que nos recomendaron no atacar en Gaza zonas habitadas u hospitales que servían de refugio y protección a los terroristas, son esos mismos que nos alertaron de no atacar a Hezbollah pues decenas de miles de misiles serian disparados a Israel, dejando a miles de muertos y decenas de miles de heridos, esos mismos que aconsejaron no atacar a Irán, sí, esos mismos que siguen hablando hoy en cada uno de los canales de televisión (salvo el canal 14 a quien yo no veo) o en los innumerables comentarios publicados en cada una de las páginas de los diarios de Israel, alabando al ejército de Israel y a los servicios de seguridad, olvidando quién dio la orden… esos mismos “especialistas” que reían hace solo diez días de cómo Netanyahu está alejado del Presidente Trump que está cansado de él y no quiere escucharlo…
Pero ¡qué sorpresa! parece que sí había una estrategia de largo plazo, viendo cómo este rompecabeza toma forma, el ataque a Hamás, la destrucción de Hezbollah en el Líbano, y la constitución de un gobierno que toma lentamente el poder, la caída de tirano Assad en Siria y la constitución de un gobierno que hace señales de acercamiento al occidente, la destrucción del poderío nuclear de Irán.
Al menos a mí me hacen la impresión de un programa estratégico perfecto que fue preparado durante muchos años, y que da esperanza a la región, estoy seguro de que los Acuerdos de Abraham y su extensión a otros países de la región harán efectiva nuestra permanencia en la región y nuestra supervivencia como país soberano en su tierra.
Y si alguien duda de porque mi optimismo, algunas señales del mundo de la economía, la bolsa de Tel Aviv, en los últimos 10 días subió el 7.9%, el shekel israelí se fortalece día a día frente al dólar y al euro, las reservas en moneda fuerte de Israel pasan los 220 mil millones de dólares, récord de exportaciones, las industrias de defensa israelíes con pedidos por miles de millones… ¿quién creería que estos datos son de un pequeño país que maneja un conflicto armado en siete frentes?
Solo nos faltaría regresar a los secuestrados cuanto antes.
Hoy podemos ver el futuro con optimismo.