Itongadol/Agencia AJN.- La startup israelí Promai, desarrolladora de una plataforma de fabricación sin errores en base a inteligencia artificial (IA), demandó a su ex director ejecutivo Erez Ben-Eshay por 10 millones de shekels (2,7 millones de dólares) en daños y perjuicios por presunto fraude y falsificación de contratos.
En la demanda presentada ante el Tribunal de Distrito de Tel Aviv, alegó que Ben-Eshay, quien «se hizo pasar por un alto oficial de la Fuerza Aérea israelí, falsificó, engañó, mintió y defraudó a la empresa».
Promai lo acusó de utilizar ChatGPT para falsificar documentos, incluyendo acuerdos de compra-venta de productos firmados y contratos con importantes empresas globales, como el fabricante de aviones Boeing, la empresa de vehículos eléctricos Tesla y la empresa de dispositivos médicos Medtronic.
Basándose en supuestos documentos y contratos comerciales falsos, Promai gastó aproximadamente 20 millones de shekels (5,4 millones de dólares) en el desarrollo de tecnologías y productos para clientes inexistentes. Como resultado, la startup sufrió graves daños financieros.
Fundada en 2022 por la experta en IA Dina Goren-Bar, Promai ha desarrollado una plataforma tecnológica basada en IA para agilizar la transferencia de información esencial a las líneas de producción, reducir los fallos operativos y mejorar la gestión y el mantenimiento de los procesos de fabricación.
La startup con sede en Tel Aviv, que emplea a unas 40 personas, ha recaudado unos 7 millones de dólares de inversores privados.
Según la demanda, Ben-Eshay fue nombrado director ejecutivo tras falsear su identidad y recibir un 12% de las acciones de la startup.
Promai afirmó que Ben-Eshay se hizo pasar por piloto de pruebas y reservista de alto rango de la Fuerza Aérea de Israel para ganarse la confianza de la fundadora, con quien mantuvo una relación sentimental.
“Ha quedado claro que el acusado está casado y vive con otra mujer, y que las historias que le contaba a Goren sobre sus ausencias nocturnas por motivos militares u operativos eran inventadas”, según la demanda.
Los abogados Ariel Shmul y Avital Kidron, representantes de Ben-Eshay, respondieron que su cliente “niega todas las acusaciones en su contra”, añadiendo que “son infundadas y completamente inventadas”.
“Nuestro cliente actuó conforme a la ley como director ejecutivo de la empresa. Debido a la conducta de ciertas personas de la empresa, nuestro cliente sufrió graves daños personales y financieros”, declararon.
“El uso de su nombre en este asunto es un error. Parece que se trata de una disputa comercial entre otras partes. Nuestro cliente no es parte en el asunto”, añadieron.
Las primeras sospechas de la supuesta estafa surgieron cuando la startup intentó recaudar capital en una nueva ronda de financiación y los inversores exigieron hablar con los clientes.
Como resultado, Promai contrató los servicios de la empresa Wizman-Yaar para realizar una investigación.
Los abogados David Fohrer y Limor Levy, representantes de Promai, declararon que «la empresa presentó la demanda poco después de recibir el informe del investigador que exponía el presunto fraude».
«La empresa emprenderá todas las acciones legales posibles contra el demandado para obtener una indemnización por los daños y perjuicios», declararon en un comunicado.