La protesta ha sido convocada para las 17.00 hora local (15.00 GMT) por un grupo derechista extraparlamentario, ‘La Casa de Israel’, y uno de sus ideólogos, Moshé Faiglin, advirtió de que ‘si hay violencia, esta será causada por la represión policial’ pues la manifestación será pasiva.
Está previsto que miles de jóvenes, la mayoría hijos de colonos y militantes de organizaciones de extrema derecha y grupos radicales del sionismos religioso, irrumpan en las carreteras para impedir el tráfico y causen gigantescos atascos.
Para comenzar, opositores al ‘Plan de desconexión’ de Gaza derramaron esta mañana aceite y colocaron clavos revienta-neumáticos en un tramo de la carretera número 1, que une a Tel Aviv con Jerusalén.
Las autoridades policiales, que fueron sorprendidas hace unos dos meses por una protesta similar, que en algunos casos mantuvo cortado el tráfico durante horas, prometen actuar ‘con la mayor energía’ para evitarlo.
La duración de la protesta, según los organizadores, será ‘por tiempo indeterminado’, lo que puede generar estallidos de violencia entre los automovilistas ‘atrapados’ y los manifestantes.
La Estrella Roja de David, organización médica equivalente a la Cruz Roja, ha apostado decenas de ambulancias y motocicletas de guardia para auxiliar a posibles víctimas si, como se teme, estallan incidentes de violencia.
Por su lado, la compañía estatal a cargo de la red de carreteras, Matz, exhortó a los manifestantes a no dañar su infraestructura.
La protesta de esta tarde fue precedida hace dos días por otra manifestación organizada por el Concejo de Asentamientos de Judea y Samaria (Cisjordania) y Gaza en tres carreteras centrales, donde sus simpatizantes pararon sus vehículos durante quince minutos para ‘pensarlo otra vez’ y ‘dar marcha atrás’, o sea, no evacuar Gaza.
‘Será un suicidio, un tiro en la sien’, según Pinjas Wallerstein, uno de los máximos dirigentes de ese organismo que agrupa a unos 230.000 colonos en más de 150 asentamientos.
Los militantes de entre los colonos que tendrán que desalojar sus hogares, algunos después de más de treinta años en Gaza, aseguran que ese territorio ‘se convertirá en una base del terrorismo palestino para atacar a Israel’.
El general Ron Tal, comandante de las fuerzas de tierra y de la operación destinada a la evacuación de la franja de Gaza, advirtió a los colonos y a los activistas que ‘la violencia no arredrará a nuestro personal, que actuará con sensibilidad pero también con firmeza, y empleará la fuerza si no tuviese otra alternativa’.
El militar israelí también será comandante de miles de policías que serán desplazados durante la operación del desalojo, cuyo comienzo está previsto para el 15 de agosto y que puede durar un mes.
La retirada de las fuerzas que protegen a unos 8.000 colonos en esos asentamientos entre 1,3 millones de palestinos, incluirá la demolición de los veintiún asentamientos en la franja de Gaza.
Obreros palestinos retirarán los escombros para la construcción de un puerto frente a la ciudad de Gaza en el Mediterráneo por un acuerdo entre Israel y la Autoridad Nacional Palestina (ANP) con la mediación de James Wolfensohn, enviado del Cuarteto de Madrid, la coalición internacional para la paz en Oriente Medio.
La protesta de la derecha ultranacionalista coincide con cerca de una semana de tensión y enfrentamientos entre efectivos del Ejército y extremistas judíos en la zona de los asentamientos al sur de Gaza.
La tirantez comenzó el jueves pasado, cuando efectivos del cuerpo de lucha antiterrorista iban a irrumpir en un hotel ocupado por colonos, misión que se canceló al trascender la inminencia del asalto, y siguió con violentos choques cuando soldados demolieron once casas abandonadas donde pretendían atrincherarse los radicales.
Tras la demolición, los colonos ocuparon un edificio deshabitado en la aldea palestina vecina de Al Muasi bajo violentas protestas de la población local. De momento, no han sido evacuados.