Itongadol.- Leticia Baran, coordinadora regional del proyecto Jail para jóvenes de escuelas de la red escolar judía, dialogó con Iton Gadol sobre las dimensiones de esta iniciativa: “Los chicos vuelven con un vínculo fuertísimo con el Estado de Israel y con la responsabilidad de continuar transmitiendo los valores judíos”.
¿Qué está pasando con el proyecto en la red escolar?
El proyecto Jail para el año 2016/2017 está en un momento de expansión. Este año van a estar viajando por la Argentina más de 200 alumnos, pertenecientes al espectro general de las escuelas secundarias de la comunidad judía. Es decir, hay alumnos que asisten a escuelas ortodoxas, hay alumnos que asisten a escuelas comunitarias, que asisten a escuelas judías, pero no pertenecen a ninguna comunidad, de Capital y del interior. En el total de esos, tenemos más de 200 alumnos. Así mismo, por Uruguay también van a estar viajando más de 50 chicos y por Perú alrededor de 50 chicos.
¿Se centraliza en Buenos Aires?
La centralización operativa del proyecto ocurre aquí, en Buenos Aires, y a lo largo del año este viaje, que se llama Shagririm, que en hebreo significa “embajadores” de Israel, es la finalización de un proyecto anual relacionado con Israel, en el cual cada escuela con su estilo educativo y con su corriente religiosa aborda contenidos relacionados con Israel. Este viaje a Israel, que es un viaje educativo por 10 días, tiene como objetivo cerrar ese año de trabajo de los alumnos con sus morim.
¿Es el primer viaje que se hace?
El proyecto Jail tiene más de 10 años ya en la Argentina, no es el primer viaje. De hecho, es algo por lo cual muchos de los alumnos eligen pertenecer a determinada escuela porque esa escuela participa de Jail. En este momento tenemos 10 escuelas de la Argentina, dos de Uruguay y una de Perú que participan del viaje. El proyecto Jail también contempla una importante ayuda económica, además del viaje, para los proyectos educativos que ocurren durante el año, que tengan que ver con Israel. El objetivo del proyecto que está solventado por el gobierno de Israel y el Ministerio de Educación tiene que ver con la misión fundamental de la Agencia Judía. El proyecto Jail pertenece a la Agencia Judía; también es asegurar la continuidad de la educación judía y de la identidad judía.
¿Qué pasa con los jóvenes cuando vuelven?
Es importante marcar a qué edad se van. El proyecto implica una inversión de dinero muy importante, y por eso está pensado inclusive hasta a qué edad ocurre. Los alumnos tienen 15 años cuando viajan, es decir que vuelven y continúan por lo menos dos años más dentro de una escuela judía, con el objetivo de poder transmitir a los de arriba y a los de debajo de ellos, lo que significó para ellos la vivencia del viaje a Israel. Y, respondiendo a la pregunta, lo que pasa con los chicos es que vuelven con un vínculo fuertísimo con el Estado de Israel, con el judaísmo y con lo que implica para ellos la responsabilidad de continuar transmitiendo los valores judíos como jóvenes.
Si nos remitimos a los resultados, el proyecto está funcionando y es positivo…
Sí, el proyecto es muy positivo. Inclusive con respecto a los resultados, porque un porcentaje importante de estos chicos son los que después, cuando terminan la escolaridad secundaria, hacen el psicométrico para el viaje a Israel o buscan algún plan formal de MASA, por ejemplo, para ir a estudiar a Israel, o probar cómo es la vida en Israel. Que, por cierto, tiene que ver con lo que en Israel llaman el espiral de la identidad judía. Este sería el primer paso de esa espiral, como dicen ellos. Este viaje de Jail, es el primer paso. Después viene Taglit, después viene MASA, y se supone que en forma teórica, esto terminaría con la aliá de las personas a Israel.
¿Cómo estamos en la Argentina con la educación judía?
Desde el proyecto Jail, podríamos decir que estamos bien. Los proyectos que se eligen desde cada escuela son proyectos interesantes, creativos, que intentan acercar a los alumnos al mejor Israel que hay para mostrar, dándole herramientas para cuando esos alumnos salgan fuera del mundo judío. En cierta manera, eso es a lo que apunta el proyecto. En ese sentido es que respondo que estamos bien, porque justo con la visita de Rafi Banai, tuvimos oportunidad de recorrer las escuelas que participan del proyecto, y pudimos evaluar hasta qué punto de verdad se cumple lo que el proyecto pretende, que es la presencia de Israel en cada escuela secundaria, el trabajo sistemático acerca de contenido relacionado a Israel y con el judaísmo en general, de acuerdo a la esencia de cada escuela.
En los últimos años, ¿el proyecto creció, crece y permite estar en línea con lo que el Estado de Israel se propuso con esto?
El proyecto crece en relación a los interesados que desean entrar en él, pero no tienen tanta flexibilidad para crecer porque depende de los fondos que se envían del Estado de Israel. En el año 2016, estamos cerrando un muy buen año, de mucho crecimiento porque inclusive estamos enviando un 20 por ciento más de chicos de los que viajaron el año pasado.
Si no fuese por un tema económico, esto crecería naturalmente.
Sí, además tenemos escuelas que quieren incorporarse al proyecto, que llegaron a la decisión de que les gustaría participar de Jail, y ahora estamos esperando que sean aprobadas.
¿Qué pasa cuando vemos tanta luz en un proyecto como este, y de pronto vemos la falta de docentes judíos en la red?
Yo soy esencialmente optimista, como educadora, además, siento que tengo la responsabilidad de ser optimista. Creo que en esto que Israel tiene la inteligencia necesaria para darse cuenta de esa mecha que se enciende con el proyecto Jail tranquilamente y en forma casi natural puede desembocar en la formación docente. El alumno que viaja a Israel a los 15 años, es muy posible que a los 17 o 18, cuando vayamos a contarles acerca de la formación docente, nos mire con más cariño que el que no fue a Israel por Jail. Tiene otro vínculo con el judaísmo con el ivrit.
Si de esa gran masa de jóvenes que viajan, tenemos un cinco por ciento de futuros docentes ahí adentro, va a estar bueno.
Es una gran cosa. No estoy segura de que ocurra, no puedo afirmar. La verdad que no tenemos una estadística cruzada de eso. Pero la tendencia apunta a que podríamos aspirar a tenerlo, en algún momento. Con respecto a Jail, creo que es un proyecto muy poderoso. Nos está permitiendo llegar a los jóvenes de una manera que les gusta, que es con un viaje con pares, que no tiene nada que ver con viajar en familia a Israel. Valoro muchísimo que el Estado de Israel sea capaz de sacar de su propio presupuesto, para enviarnos dinero a los judíos de la diáspora para invertir en esto.