AFP.-«Me ha bastado una sola palabra para expresar mi gratitud, acompañada con un simple gesto», darle la mano, explica emocionada Eva, llegada desde Melbourne al lugar donde hace más de 60 años encontró el infierno, en el sur de Polonia.
Allí se reunió con Genry Kop tiev-Gamolov, veterano de guerra venido de Moscú, con motivo de las ceremonias del 60º aniversario de la liberación de Auschwitz. A Eva la llegada del Ejército Rojo al campo abandonado por los nazis le quedó grabada en la memoria. «Recuerdo aquel día como si fuera ayer. Vi a unos soldados vestidos de blanco para no ser vistos en la nieve venir a abrir las puertas alambradas del campo», rememora esta mujer de 73 años.
Aquellos soldados soviéticos tampoco lo olvidarán jamás. «Antes de llegar a Birkenau, vi cosas terribles, pueblos enteros incendiados con toda la población ejecutada. Pero nunca había visto antes nada tan atroz», recuerda Koptiev-Gamolov, que entonces tenía 19 años.
«Al vernos llegar, los prisioneros lloraban, otros demostraban su alegría. Todos eran esqueletos vivos, tan flacos que se les veían las venas y los huesos a través de la piel. Vi montones de cadáveres de prisioneros que acababan de ser asesinados o que murieron antes de nuestra llegada», relata horrorizado y concluye: «Nunca olvidaré las pilas de zapatitos de niños».
Fte Clarin