Itongadol/AJN.- “Debe destacarse un incremento significativo de la aliá (inmigración a Israel) desde Brasil; probablemente por la crisis económica, pero también por una cierta tensión que se ha creado en los últimos dos años alrededor del tema de Israel y los judíos, y (en 2016) pensamos llegar a mil olim (inmigrantes)”, anticipó Yigal Palmor (foto), director de Relaciones Públicas y Comunicaciones de la Agencia Judía para Israel, al recibir en su oficina en Jerusalem a la Agencia Judía de Noticias (AJN).
“Se observa un crecimiento impresionante en estos últimos años y en 2015 llegamos a 31.000 inmigrantes, un récord desde la inmigración masiva desde la (desaparecida) Unión Soviética; mayoritariamente vienen de Ucrania y Rusia como consecuencia de la guerra, y desde Francia, que ha dado un enorme salto cualitativo y cuantitativo que refleja la muy tensa situación que vive la comunidad judía” en ese país, destacó el ex vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel.
P- ¿Cómo está el mundo judío respecto a la aliá (emigración a Israel) en general?
YP- Se observa un crecimiento impresionante de la aliá en estos últimos años. En 2015 llegamos a 31.000 inmigrantes, que es un récord para los últimos 15 años. Es decir, no habíamos registrado tantos desde la inmigración masiva desde la (desaparecida) Unión Soviética. Es un fenómeno histórico. Mayoritariamente vienen de Ucrania -un aumento muy dramático- y Rusia, cerca de 7.000 de cada país; es importante. Es una consecuencia de la guerra. La gente de Rusia no está directamente afectada por los combates, sino por las consecuencias económicas de las sanciones internacionales, por ejemplo.
P- ¿Es una aliá administrativamente difícil?
YP- Técnicamente no porque todo el sistema para recibir a los inmigrantes de esta zona está preparado desde la inmigración masiva de los años ’90 y principios de los 2000. Luego, el fenómeno más interesante de los últimos años es la inmigración desde Francia, que ha dado un enorme salto cualitativo y cuantitativo. Este año (2015) hemos registrado 7.800 olim (inmigrantes), mientras que eran 7.200 el precedente, 3.500 el anterior y menos de 2.000 antes. Esto refleja la muy tensa situación que vive la comunidad judía en Francia. También debe destacarse un incremento significativo de la aliá desde Brasil e Italia, aunque en cifras absolutas no puede compararse con las que llegan desde los tres países que mencioné anteriormente.
P- ¿Por qué desde Brasil?
YP- Probablemente por la crisis económica, pero también por una cierta tensión que se ha creado en los últimos dos años alrededor del tema de Israel y los judíos. Este año pensamos llegar a mil olim. Siempre es difícil indicar cuál es el factor más influyente en la decisión de la gente para emigrar porque cada uno la toma por sus circunstancias personales: a veces se buscan oportunidades económicas o seguridad, o por el lazo cultural, religioso o histórico del pueblo judío con la Tierra de Israel. Hay muchos motivos y creo que no se debe intentar analizarlos de más.
P- ¿Sabían que podía aumentar a esa cantidad?
YP- No, no era previsible. Se pueden prever las crisis económicas, pero no que ellas influyan en el flujo migratorio. Estamos preparados para todo, pero no sabemos de antemano que de tal país va a llegar tanta gente.
P- ¿Qué pasa con la aliá en el resto de Latinoamérica?
YP- Desde la Argentina o México llegan olim, pero no se nota un crecimiento. Sin embargo, intentamos integrar a jóvenes en los programas de conocimiento de Israel: visitas de dos semanas en el programa Taglit o estancias de 10 meses a un año trabajando como pasantes o estudiando en instituciones de educación superior por el programa Masá, que es uno de los mayores éxitos de la Agencia Judía en los últimos tiempos. Nos llegan miles de jóvenes de todos los países para participar en actividades destinadas a darles a conocer el país y su historia. Éstos son programas inherentes a la actividad de la Agencia Judía, que ambiciona acercar a los jóvenes judíos a Israel.
P- O sea que no hay una luz roja en la región, salvo en Brasil…
YP- No, no hay motivo para alarmarse. La situación en Venezuela es muy positiva (en términos de aliá) y quizás haya perspectivas para los judíos de Cuba ahora que se distienden sus relaciones con Occidente, aunque es prematuro hablar de ello.
P- ¿La aliá les marca una alerta de crisis en algún país o ustedes ya tienen la alarma y después llega la inmigración?
YP- Todo depende de cuál es la crisis. Hay países con problemas económicos que no se traducen en cifras de aliá. En Ucrania tenemos el caso más clásico: hay una guerra en la parte oriental del país, con mucha gente desplazada y refugiada, judíos incluidos. Muchos deciden hacer aliá y no intentar implantarse en la parte occidental o emigrar a Europa. También se habla mucho sobre las tensiones entre las comunidades judía y musulmana en Gran Bretaña, y ha habido atentados en el subte, autobuses… sin embargo, aunque el nivel de la aliá ha aumentado un 20 por ciento, no se trata de cifras como las de Francia. No puedo explicar la diferencia, pero existe. Desde los Estados Unidos nos llegan, en forma constante, poco más de 3.000 inmigrantes por año. Allí no hay crisis económica desde 2008 y las cosas van mucho mejor que en otros países… Creo que hay un muy fuerte factor cultural: gente que quiere hacer su vida en el país de sus antepasados y de su herencia judía. No solo hay distintos factores en juego para cada individuo, sino también para cada comunidad.
P- ¿Qué pasa con la gente que llega a Israel?
YP- Es beneficiada con determinadas ayudas estatales, como un curso especial de hebreo en un ulpán (centro de estudios intensivos); vivienda en un centro de absorción -si hace falta- u otras partes del país, depende del programa de cada familia o individuo; préstamos especiales del Ministerio de Absorción para estudios, negocios o alquiler de una vivienda. Todo eso se pone a disposición del inmigrante cuando llega, pero más adelante debe decidir si quiere hacer estudios universitarios, empezar a trabajar, ejercer su profesión… Estas preguntas hay que hacérselas al delegado de la Agencia Judía antes de viajar a Israel porque, evidentemente, la inmigración debe prepararse de forma muy detallada y seria. Esto no se improvisa: aunque haya un sentimiento muy fuerte, es un proceso largo, que debe ser preparado.
P- ¿Cómo es el corte etario: quiénes componen las aliot, fundamentalmente la de Francia?
YP- La de Francia es una aliá de familias, el 50 por ciento. El resto se divide en estudiantes y jóvenes, por una parte, y jubilados, por la otra. Esto es interesante: en Francia suelen mudarse y buscarse una vida de jubilado en el Sur, pero se nota que para muchos judíos ahora la alternativa no es la costa mediterránea de Francia, sino la de Israel…
P- ¿Cuántos judíos hay en Francia?
YP- Se calcula que 500 mil, pero si el fenómeno sigue así, tendremos que revisar las cifras…
P- ¿Es verdad que había cierta resistencia de la comunidad a salir hacia Israel por ser tan arraigada a su país?
YP- -Es verdad que para la kehilá es muy difícil observar que se vayan tantos miembros… No hay que olvidar que, paralelamente, muchos judíos se van a Londres, Estados Unidos, Australia… Es un fenómeno que no pueden controlar y que resulta pésimo para el futuro de sus instituciones porque la comunidad se deshace poco a poco y eso se nota inmediatamente en las escuelas, las sinagogas, los centros comunitarios… Hace aliá la gente que está más cerca de las actividades comunitarias; la ausencia de los judíos que están más alejados se siente menos…
P- ¿En la Argentina también se pensaba eso cuando fue la crisis de 2001-2002?
YP- Sí, generalmente lo único que ven los israelíes es la aliá como una bendición y una gran oportunidad porque la diversidad enriquece a la sociedad y es un aporte importante a su vida cultural. Pero ahora empezamos a ver un fenómeno que no pensábamos en el pasado: que una comunidad tan fuerte y bien organizada como la de Francia corre el riesgo de ver debilitadas sus instituciones. Vamos a acoger con los brazos abiertos a la gente que quiera hacer aliá, pero nada podemos hacer con la que se traslada a otros países. Francia es un país democrático y libre, y cada uno puede irse adonde quiera…
P- ¿Qué esperan para este 2016?
YP- Según las previsiones, la tendencia es de un crecimiento de la aliá. Esta institución no solo acoge a judíos que llegan de la Diáspora, sino que promueve muchos proyectos dentro y para la sociedad israelí. Por ejemplo, hace tres meses inauguramos en Sderot y Arad la red de supermercados Tzarjaniat Hair (La tienda de la ciudad), que pertenecen a cooperativas de pequeñas ciudades periféricas. Los beneficios de esos negocios no van a los propietarios, que son la Agencia Judía y algunos contribuyentes, sino a los activistas. A cambio de pagar 100 shekels anuales por familia y desempeñar alguna actividad para la cooperativa -ordenar la tienda, cuidar a los niños mientras los empleados trabajan, etc.-, sus miembros reciben una rebaja adicional del 15 por ciento. En los próximos meses vamos a inaugurar tres supermercados más y tenemos previsto llegar a unos 40.